La llegada de los Marcianitos Verdes



En un hermoso campo, donde las margaritas bailaban al ritmo del viento, vivían Tomás y Emilia, dos niños curiosos y amantes de la aventura.

Un día, mientras jugaban, vieron un destello en el cielo y, de repente, una nave espacial aterrizó suavemente en el campo. Del interior de la nave emergieron unos seres verdes con antenitas y ojos enormes, eran Marcianitos Verdes. Tomás y Emilia, intrépidos como siempre, se acercaron para darles la bienvenida.

-¡Hola! ¿De dónde vienen? -preguntó Emilia con entusiasmo. Los Marcianitos explicaron que venían de Marte y estaban buscando aprender sobre la Tierra. Los niños, emocionados, se ofrecieron a ser sus guías.

Mientras paseaban, los Marcianitos comenzaron a notar que algunas personas los miraban con recelo y murmuraban entre ellas. Al acercarse a un campo de trabajadores, los Marcianitos vieron que algunos de ellos eran tratados injustamente por su color de piel, sus rasgos o su forma de hablar.

Emilia, preocupada, les explicó que en la Tierra a veces las personas son discriminadas por ser diferentes. Los Marcianitos, sorprendidos, no entendían por qué alguien sería tratado mal por características tan simples.

Tomás, con valentía, propuso hablar con los trabajadores y pedirles que trataran a los Marcianitos con respeto. Los trabajadores, al principio confundidos, escucharon atentamente a los niños y se dieron cuenta de que estaban cometiendo una injusticia. Decidieron cambiar su actitud y tratar a los Marcianitos como a cualquier otra persona.

Los Marcianitos, agradecidos, sonrieron y agradecieron a Tomás y Emilia por su valentía. Mientras pasaban los días, los Marcianitos aprendieron mucho sobre la Tierra y sus costumbres.

Los niños compartieron con ellos la importancia de respetar a todas las personas, sin importar su origen o apariencia. Los Marcianitos, al regresar a su planeta, prometieron difundir este mensaje de igualdad y respeto.

Tomás y Emilia se despidieron con la esperanza de que, un día, todos en la Tierra se tratarían con amor y respeto, sin discriminación de ninguna clase.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!