La Lluvia de la Salud
Era un día nublado en la pequeña ciudad de Saludonia. Los habitantes estaban acostumbrados a las lluvias, pero no faltaba la alegría en ese lugar. Entre las hermosas casas de colores, vivían unos amigos inseparables: Tobi, la tortuga aventurera; Lila, la lechuza sabia; y Rocco, el perro juguetón.
Un día, mientras jugaban en el parque, Lila notó que Tobi no estaba tan animado como de costumbre.
"Tobi, ¿te pasa algo?" - preguntó Lila, posándose suavemente sobre una rama.
"Me siento un poco... apagado. No tengo ganas de jugar como antes" - respondió Tobi, moviendo su cabecita hacia abajo.
Rocco, que había estado corriendo, se acercó saltando.
"¡Vamos, Tobi! ¡Un poco de ejercicio y te sentirás mejor!" - ladró entusiasmado.
Tobi sonrió, pero aún se sentía extraño. Cuando se fueron a casa, su mamá, Doña Tortuga, lo miró preocupada.
"Tobi, creo que necesitas un poco de ayuda. Tal vez te vendría bien un remedio especial que trae la Lluvia de la Salud. Se dice que aparece en momentos de necesidad" - le explicó.
Intrigado, Tobi preguntó:
"¿Cómo es esa lluvia, mamá?"
"Es una lluvia mágica que cae solo en días especiales. Al tocar el suelo, brotan flores curativas que pueden ayudar a cualquier amigo a sentirse mejor" - contestó su mamá.
Decidido a encontrar esa lluvia, Tobi, Lila y Rocco iniciaron una búsqueda. Se adentraron en el bosque cercano, donde las tonalidades verdes y la melodía de los pájaros los acompañaban. Sin embargo, al llegar a la montaña, encontraron un claro lleno de nubes oscuras.
"¿Qué estará pasando ahí?" - se preguntó Rocco, aunque el miedo asomaba en sus ojos traviesos.
"Creo que esa nube necesita cariño, y quizás así nos muestre la lluvia mágica" - sugirió Lila con su voz sabia.
Decididos a ayudar, comenzaron a cantar canciones alegres para alegrar el ambiente. Las nubes comenzaron a moverse, y una lluvia suave comenzó a caer. Pero, en lugar de flores curativas, empezaron a llover confites coloridos.
"Esto no es lo que esperábamos, chicos" - se decepcionó Tobi mientras recolectaban los confites.
Cuando la lluvia cesó, notaron que las nubes aún estaban tristes. Lila decidió usar su conocimiento.
"Tal vez las nubes necesitan nuestro apoyo. Vamos a hacer una obra de teatro y contarles cuán importantes son nuestras lluvias" - propuso.
"¡Gran idea!" - aulló Rocco, moviendo su cola.
Los amigos se pusieron manos a la obra. Tobi elaboró la historia, Lila se encargó de los diálogos, y Rocco se ocupó de la escenografía. Cuando terminaron, llamaron a las nubes。
"¡Atención, nubes! ¡Estamos listos para nuestro espectáculo!" - gritó Rocco.
Las nubes comenzaron a acercarse, curiosas por lo que ocurría. Con cada risa y aplauso que recibían, la lluvia mágica comenzó a caer. Pero esta vez, brillaban chispas y se sentía la energía positiva.
"¡Sí, es la lluvia! ¡Las flores curativas!" - exclamó Tobi.
Cuando la lluvia finalizó, el suelo se cubrió de flores increíbles y coloridas.
"¡Miren! ¡Es la Lluvia de la Salud!" - gritó Lila emocionada. Cada uno recogió una flor y se la ofreció a Tobi.
"Probala, quizás te sirva para sentirte mejor" - sugirió Rocco, lleno de esperanza.
Tobi tomó la flor y, al inhalar su aroma, un cosquilleo invadió su cuerpecito. De inmediato, sintió energía y alegría recorriendo su ser.
"¡Me siento genial, amigos!" - exclamó, moviéndose de un lado a otro, lleno de vida.
Todos comenzaron a bailar y celebrar con las flores en sus brazos, y las nubes sonrieron, agradecidas por la alegría que habían compartido.
Desde entonces, cada vez que veía nubes oscuras, Tobi, Lila y Rocco se acordaban de que a veces para encontrar la salud, debían compartir amor y alegría primero. Así, la lluvia no solo trajo flores mágicas, sino también un lazo indestructible entre amigos.
Aprendieron que cuidar de los demás, fomentar la alegría y compartir el amor era el verdadero remedio, no solo para la tristeza, sino para todos los problemas que pudieran surgir. Y así, Saludonia se llenó de risas, flores curativas y la esperanza de un nuevo día lleno de salud y buenos amigos.
FIN.