La Lotería de los Sueños



Era un cálido día de primavera en el tranquilo barrio de Villa Esperanza. La Asociación de Vecinos ‘Amigos en Acción’ había estado funcionando durante años, organizando eventos comunitarios y ayudando a los que más lo necesitaban. Sin embargo, este año enfrentaban un gran desafío: faltaba dinero para organizar su querido Festival de Primavera.

La presidenta de la asociación, la señora Ana, reunió a todos los socios en la plaza del barrio.

"Queridos amigos, necesitamos recaudar fondos para lograr nuestro festival. Si cada uno de nosotros pone un poco, tal vez podamos conseguirlo. Pero, ¿cómo?" - preguntó ella, mirando a su audiencia.

Los socios comenzaron a murmurar y compartir ideas, pero muchas de ellas eran imposibles de llevar a cabo. En ese instante, el pequeño Julián se levantó.

"¡Podemos comprar lotería! Si ganamos, con eso podemos financiar el festival y quizás hasta tener una sorpresa. Además, esto puede unirnos más como grupo." - sugirió con entusiasmo.

Muchos se mostraron escépticos.

"¿Y si no ganamos?" - preguntó la señora Rosa, siempre tan cauta.

"Pero, ¿y si sí? No tenemos nada que perder, excepto, tal vez, un poco de dinero. Pero es por una buena causa, ¡el festival!" - respondió Julián, sonriendo.

Y así fue como decidieron arriesgarse. Compraron un número de lotería solo para socios, asegurándose de que todos pudieran participar. La alegría era palpable, y los niños de la asociación comenzaron a soñar con los juegos inflables, los globos y el helado del festival.

Días después, la señora Ana recibió la noticia más emocionante: ¡el número de su lotería había sido seleccionado! El barullo en la Asociación fue ensordecedor.

"¡Ganamos!" - gritó Ana, levantando los brazos como si estuviera en una final de fútbol.

Las risas y los abrazos comenzaron, pero de repente, la señora Rosa mostró una preocupación.

"Pero, ¿qué hacemos ahora con el dinero?" - preguntó.

"Claro, tenemos que ser responsables. Deberíamos hacer un plan sobre cómo distribuirlo. Podemos destinar una parte al festival y el resto para ayudar a quienes más lo necesiten en nuestra comunidad" - propuso Julián, con su sabiduría infantil.

Fue una idea brillante. La comunidad comenzó a discutir cómo invertir el dinero de manera que todos se beneficiaran. Se destinaron fondos para mejorar el parque, reparaciones en la escuela y, por supuesto, para el esperado Festival de Primavera.

El día del festival fue mágico. Con música, juegos, comida deliciosa, y risas por todas partes. Cada rincón del parque estaba lleno de vida.

Los socios se movían felices, disfrutando del resultado de su esfuerzo conjunto. Julián observó todo con una gran sonrisa en su rostro.

- “¿Ves? Todo comenzó con una idea simple de lotería, pero lo que realmente ganamos es nuestra unión como comunidad.” - comentó Julián a la señora Ana mientras disfrutaban de un helado.

- “Tenés razón, Julián. Lo que importa no es solo el dinero, sino lo que hicimos juntos como vecinos. Nuestra fuerza está en la unión.” - respondió ella, orgullosa.

Esa noche, mientras los fuegos artificiales llenaban el cielo de colores, los socios prometieron seguir con la lotería cada año, no solo para recaudar fondos, sino para mantenerse unidos y trabajar por el bienestar de toda la comunidad. Y así, Villa Esperanza se convirtió en un lugar aún más especial, donde no solo soñaban con un futuro mejor, sino que lo construían juntos, número a número, risa a risa.

FIN.

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