La lucha de Sofía por la democracia
Había una vez un pequeño pueblo llamado Esperanza, donde la democracia había sido parte de sus vidas durante 40 años.
Todos los habitantes estaban orgullosos de su país y valoraban mucho la libertad de expresión y el derecho al voto. En este pueblo vivía una niña llamada Sofía, quien siempre se interesaba por las noticias políticas y sociales del país.
Un día, mientras caminaba por la plaza del pueblo, escuchó a dos abuelitos conversando sobre cómo era antes del período democrático. "Antes no podíamos hablar libremente ni elegir a nuestros gobernantes", decía uno de ellos.
Sofía se acercó curiosa y preguntó:"¿Qué significa democracia?"Los abuelitos sonrieron y le explicaron que era un sistema en el que todos los ciudadanos tenían voz y voto para elegir a quienes los representaran en el gobierno. Le contaron también sobre los tiempos oscuros en que las libertades eran limitadas y las decisiones eran tomadas por unos pocos privilegiados.
Sofía se quedó pensativa después de esta conversación. Decidió investigar más sobre el tema leyendo libros y periódicos, e incluso hablando con otras personas mayores del pueblo para entender mejor lo que significaba vivir en una sociedad democrática.
Un día, mientras paseaba cerca del río, notó algo extraño: un cartel publicitario enorme tapando la vista al agua cristalina. Se acercó para leerlo detenidamente: era una propaganda política muy agresiva contra uno de los candidatos presidenciales.
Sofía sabía que esto estaba prohibido ya que todas las campañas debían ser limpias y respetuosas. Decidió actuar y llamó a su amigo Tomás, quien trabajaba en la radio local.
"Tomás, necesito que hables con tus jefes de la radio para denunciar esta propaganda ilegal. ¡Hay que hacer algo al respecto!"Tomás entendió lo importante que era esto para Sofía y rápidamente habló con sus superiores de la estación radial.
Pronto, se organizó una campaña comunitaria donde todos los habitantes del pueblo exigieron el retiro del cartel publicitario. Finalmente, después de mucho esfuerzo, el cartel fue retirado y las autoridades sancionaron a los responsables por violar las reglas electorales.
Sofía aprendió que en una democracia no solo se trata de votar cada cuatro años, sino también de participar activamente en la vida política y defender los derechos civiles. Ella se sintió orgullosa de ser parte de una sociedad libre e igualitaria donde todos tienen voz y voto.
Desde ese día en adelante, Sofía siguió luchando por la justicia social y promoviendo valores democráticos entre sus amigos y familiares. Con su ejemplo inspirador, Esperanza continuó siendo un pueblo próspero y justo durante muchos años más.
FIN.