La Luna y el Puente de Manzanas
En un pequeño pueblo rodeado de colinas verdes y campos de flores, vivía una niña llamada Luna. A Luna le encantaba explorar y descubrir cosas nuevas. Un día, mientras paseaba por el bosque, encontró un viejo puente de madera cubierto de musgo. Lo que no sabía era que ese puente guardaba un secreto mágico.
Cuando Luna cruzó el puente, se dio cuenta de que estaba en un lugar completamente diferente. Era un bosque encantado, lleno de árboles altos y brillantes que parecían hablar entre ellos. Todo era tan hermoso que Luna no podía dejar de sonreír.
Mientras exploraba, escuchó una dulce voz que provenía de un árbol. Era una pequeña manzana brillante, que brillaba como las estrellas.
"Hola, Luna. Soy Manzana, y estoy aquí para ayudarte a descubrir el misterio de este bosque" - dijo la manzana, mientras danzaba en el aire.
"¿Misterio?" - preguntó Luna, con los ojos abiertos de asombro.
"Sí, cada luna llena, un fantasma aparece en estos bosques. Pero no es un fantasma común, es un espíritu que se siente solo y busca amigos. Hoy es luna llena, así que debemos encontrarlo y ayudarlo a sentirse querido" - explicó Manzana.
Luna, llena de curiosidad, decidió seguir a Manzana para encontrar al fantasma. Juntas comenzaron a seguir un sendero cubierto de flores luminosas. De repente, un susurro suave se escuchó, como si el propio viento estuviera hablando.
"¿Eres tú el que me busca?" - preguntó un fantasma pálido que apareció entre las sombras de los árboles. Su rostro era triste y su mirada melancólica.
"¡Hola! Soy Luna y ella es Manzana. ¿Por qué te sientes solo?" - dijo Luna, acercándose con una sonrisa amable.
"Es que nadie quiere ser amigo de un fantasma. Siempre se asustan y huyen" - respondió el fantasma, mientras su sombra se deslizaba por el suelo.
"No deberías sentirte así, todos merecen un amigo" - le dijo Manzana con ternura.
Luna tuvo una idea.
"¿Y si hacemos una fiesta? Podemos invitar a todos los habitantes del bosque y así podrás hacer nuevos amigos" - sugirió entusiasmada.
El fantasma, un poco sorprendido, preguntó:
"¿De verdad crees que vendrán?"
"¡Claro! La mayoría de los animales y criaturas del bosque son buenos y les encantará conocerte. ¡Tú solo debes brillar y mostrarles quién eres!" - animó Luna.
El fantasma, lleno de esperanza, aceptó la propuesta. Los tres se pusieron manos a la obra, decorando el bosque con luces brillantes de luna y frutas de todos colores. Manzana se encargó de preparar una deliciosa tarta de manzana para todos los invitados.
A medida que caía la noche, el bosque se llenó de luces y risas. Animales de todos lados comenzaron a llegar. Conejos, ardillas y búhos se acercaban curiosos. El fantasma era un poco tímido al principio, pero Luna y Manzana lo alentaron a que se uniera a la diversión.
"¡No tengas miedo! Todos están aquí para pasar un buen rato" - le dijo Luna, mientras tomaban sus manos y giraban juntos.
La fiesta fue un éxito, y todos disfrutaron de la tarta de manzana y las historias que contaba el fantasma.
"Nunca había tenido una fiesta así. ¡Me siento tan feliz!" - dijo el fantasma, riendo como nunca.
Desde ese día, el fantasma dejó de sentir soledad. Con la ayuda de Luna y Manzana, había encontrado muchos amigos que lo aceptaban tal como era. Aprendió que la amistad puede surgir de los lugares más inesperados, y que es importante siempre dar una oportunidad a los demás, sin importar su apariencia.
Cuando llegó la próxima luna llena, el fantasma y sus nuevos amigos se reunieron en el puente de manzanas para celebrar la amistad. Y así, cada luna llena, el bosque se llenó de risas, alegría y hermosos recuerdos.
Así fue como Luna, Manzana y el espectro formaron un vínculo irrompible, demostrando que no importa cuán diferente uno sea, todos merecemos amor y amistad.
FIN.