La Luna y Monstruoso
Había una vez una niña llamada Luna, era una niña muy curiosa y aventurera. Un día mientras jugaba en el bosque, se encontró con un monstruo amoroso.
El monstruo era grande y animal, pero tenía una sonrisa amistosa en su rostro. La niña no tuvo miedo y se acercó a él. "Hola pequeña, ¿cómo te llamas?"- preguntó el monstruo. "Me llamo Luna"- respondió ella. "¡Qué lindo nombre! Yo soy Monstruoso"- dijo el monstruo mientras hacía una reverencia.
La niña rió ante la ocurrencia del monstruo. Desde ese momento, Luna y Monstruoso se convirtieron en amigos inseparables. Ellos pasaban sus días explorando juntos el bosque y aprendiendo cosas nuevas sobre la vida.
Un día, mientras caminaban por el arroyo cercano al bosque, Luna empezó a sentirse triste porque había tenido un mal día en la escuela. El Monstruoso notó su tristeza y le preguntó qué le estaba sucediendo.
"Hoy fue un mal día para mí en la escuela" -dijo Luna con lágrimas en los ojos-. "Los otros niños me molestaron mucho". Monstruoso puso su enorme mano sobre el hombro de Luna para reconfortarla:"No te preocupes por lo que dicen los demás.
Lo importante es que tú sepas quién eres y lo valiosa que eres como persona". Luna sonrió aliviada al escuchar las palabras sabias del Monstruoso. A partir de ese momento recordaría siempre las palabras de su amigo cuando alguien la molestara.
Pero no todo era color de rosa en el bosque. Un día, mientras exploraban una cueva, se encontraron con un lobo feroz que los amenazó con atacarlos.
Monstruoso no tuvo miedo y le dijo al lobo:"No hay necesidad de pelear. Somos amigos y solo estamos explorando". El lobo se sorprendió por la actitud pacífica del Monstruoso y decidió dejarlos en paz.
Luna aprendió que no siempre las cosas son lo que parecen a primera vista y que muchas veces es mejor tratar de resolver los problemas sin violencia. Con el tiempo, Luna y Monstruoso siguieron teniendo aventuras juntos y aprendiendo valiosas lecciones sobre la vida.
Y aunque muchos creían que un monstruo no podía ser amoroso, ellos demostraron lo contrario: la amistad más fuerte puede surgir entre dos seres muy diferentes pero con un gran corazón.
FIN.