La Luna y sus amigos peludos



En una soleada mañana de primavera, la perra de color marrón llamada Luna salió a pasear con su dueña por la plaza del barrio. Luna era una perrita muy activa y curiosa, le encantaba correr y jugar.

Al llegar a la plaza, Luna vio a lo lejos a un grupo de perros jugando juntos. Sin dudarlo, se soltó de la correa y corrió hacia ellos ladrando emocionada. Los otros perros se acercaron curiosos a saludarla.

- ¡Hola! Soy Luna, ¿puedo jugar con ustedes? -preguntó entusiasmada. Los demás perros asintieron contentos y pronto todos estaban correteando y jugando por la plaza. Había perros grandes, pequeños, animals y flacos; Luna estaba feliz de hacer nuevos amigos.

Después de un rato de juego, uno de los perros más viejos llamado Toby se acercó a Luna y le dijo:- Luna, ¿sabías que en esta plaza vivimos muchos perros diferentes? Cada uno tiene su historia y sus gustos, pero todos somos amigos.

Es importante respetarnos y cuidarnos unos a otros. Luna escuchaba atentamente las palabras sabias de Toby mientras seguían jugando. De repente, un gato negro apareció en el borde de la plaza mirándolos con curiosidad.

Algunos perros comenzaron a gruñirle pero Toby intervino:- Esperen chicos, no hay necesidad de pelear. Los gatos también son parte de nuestra comunidad. Vamos a demostrarles que podemos convivir en armonía.

Todos los perros asintieron y se acercaron al gato con amabilidad. Pronto estaban todos juntos compartiendo juegos y travesuras sin importar si eran perros o gatos. La tarde pasó volando entre risas y ladridos amigables.

Cuando el sol comenzaba a ponerse, Luna supo que había encontrado un lugar especial donde pertenecer. Al regresar a casa junto a su dueña, Luna pensaba en todo lo aprendido ese día en la plaza. Había descubierto que la diversidad es algo hermoso que nos enriquece a todos.

Desde ese día en adelante, Luna siguió visitando la plaza para encontrarse con sus amigos perrunos y felinos. Siempre recordaba las palabras sabias de Toby: "Respeto y amistad son los cimientos para una convivencia armoniosa".

Y así fue como la perra marrón llamada Luna enseñó con su ejemplo que no importa cómo seas o de dónde vengas; lo importante es saber abrir el corazón para hacer nuevos amigos y vivir en comunidad con amor y respeto.

FIN.

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