La luz de Andrés
Andrés era un niño aventurero y curioso que siempre estaba buscando nuevas experiencias en el bosque cercano a su casa.
Un día, mientras exploraba entre los árboles, notó algo extraño: de repente, su cuerpo comenzó a emitir una luz brillante. Asustado, Andrés salió corriendo del bosque y fue directo a buscar a sus padres. Les contó lo que le había sucedido y ellos se preocuparon al ver la angustia en los ojos de su hijo.
- ¡Papá! ¡Mamá! Mi cuerpo se está encendiendo con una extraña luz -dijo Andrés temblando de miedo. Sus padres intercambiaron miradas de sorpresa y desconcierto, pero rápidamente tomaron control de la situación para tranquilizarlo. - Andrés, cariño, no te preocupes.
Estaremos aquí contigo para descubrir qué está pasando -le aseguró mamá con voz calmada. Juntos decidieron investigar el fenómeno inusual que le estaba ocurriendo al pequeño Andrés.
Se dirigieron hacia el bosque y observaron cómo cada vez que él se acercaba a un árbol o planta, su cuerpo comenzaba a emitir esa luz brillante nuevamente. - ¡Es increíble! -exclamó papá-. Parece ser que tu cuerpo tiene una conexión especial con la naturaleza.
Andrés sintió un poco de alivio al escuchar las palabras tranquilizadoras de su padre. Decidieron consultar a un experto en plantas y animales del bosque para obtener más información sobre este fenómeno extraordinario.
El experto les explicó que Andrés tenía un don único: la capacidad de comunicarse con los seres vivos del bosque a través de esa luz. Le contó que su cuerpo se iluminaba como una señal de amistad y respeto hacia ellos. - ¡Wow! ¡Es asombroso! -exclamó Andrés emocionado-.
Quiero aprender más sobre esta conexión especial que tengo con la naturaleza. A partir de ese momento, Andrés comenzó a pasar más tiempo en el bosque, aprendiendo todo lo que podía sobre las plantas y animales.
Descubrió que podía ayudar a protegerlos y cuidarlos gracias a su don especial. Un día, mientras exploraba el bosque, Andrés encontró un grupo de árboles enfermos y marchitos. Su corazón se llenó de tristeza al ver cómo estaban sufriendo. - No te preocupes, árboles amigos.
Voy a usar mi luz para curarlos y devolverles la vitalidad -dijo Andrés con determinación. Concentró toda su energía y enfocó su luz en los árboles enfermos.
Poco a poco, sus hojas comenzaron a reverdecer y sus ramas se fortalecieron nuevamente. La noticia sobre el niño —"encendido" corrió rápidamente por todo el pueblo. La gente empezó a visitar el bosque para presenciar los milagrosos efectos curativos que Andrés lograba con su luz.
El amor y respeto por la naturaleza creció en cada persona que conocía la historia de Andrés. El pueblo decidió crear un proyecto comunitario para proteger el bosque y promover acciones responsables hacia el medio ambiente.
Andrés se convirtió en un símbolo de esperanza y motivación para todos. Su don especial no solo le permitía ayudar a los seres vivos del bosque, sino que también inspiraba a otros a cuidar y valorar la naturaleza.
Desde aquel día, Andrés continuó su labor como guardián del bosque. Cada vez que su cuerpo se encendía con esa luz brillante, sabía que era una señal de que debía seguir protegiendo y amando la naturaleza.
Así, el pequeño Andrés demostró al mundo cómo un niño con una conexión especial puede marcar la diferencia y enseñarnos a cuidar el hermoso regalo que es nuestro planeta Tierra.
FIN.