La luz de Estrella


Había una vez en el cielo una estrellita muy especial llamada Estrella. Ella brillaba con intensidad y alegría todas las noches, iluminando el camino de los que se sentían perdidos en la oscuridad.

Un día, Estrella decidió bajar a la Tierra para conocer a los niños y niñas que tanto admiraban su brillo desde abajo. Al llegar al jardín de un colegio, se encontró con un grupo de chicos jugando y riendo.

"¡Hola! Soy Estrella, vengo del cielo para cumplir un deseo especial", dijo la estrellita con entusiasmo. Los niños, sorprendidos por ver a una estrella tan cerca, se acercaron curiosos a escucharla. "¿Qué deseas concedernos?" preguntó Sofía, la más pequeña del grupo.

"Quiero ayudarlos a descubrir lo maravillosos que son por dentro y por fuera. Cada uno de ustedes tiene algo único y especial que los hace brillar como yo en el cielo", respondió Estrella con ternura.

Los niños se miraron entre sí, intrigados por las palabras de la estrellita. Decidieron seguir su consejo y comenzaron a buscar dentro de sus corazones aquello que los hacía únicos.

Así fue como Mateo descubrió su talento para dibujar increíbles paisajes llenos de color, Martina encontró su pasión por cantar canciones que alegraban el alma, Juan demostró ser un gran amigo siempre dispuesto a ayudar a los demás y Valentina mostró su habilidad para contar historias que inspiraban a todos quienes la escuchaban.

Día tras día, los niños compartieron sus dones especiales entre ellos y con quienes los rodeaban. La bondad, la creatividad y la amistad florecieron en el colegio gracias al brillo mágico de Estrella.

Sin embargo, una noche oscura llegó un momento inesperado: una nube negra cubrió el cielo impidiendo que Estrella volviera al lugar donde brillaba junto a sus hermanas estrellas. "¡Oh no! ¿Cómo regresaré al cielo ahora?" exclamó preocupada Estrella ante los niños tristes por su partida inminente.

Pero entonces surgió una idea brillante en Sofía: ella había guardado unas varitas mágicas hechas con palitos y brillantina dorada durante semanas esperando usarlas en algún momento especial.

Con ayuda de sus amigos crearon un sendero luminoso hacia el firmamento guiando así a Estrella de regreso a casa entre aplausos y risas emocionadas.

Desde ese día, cada noche cuando las estrellas iluminan el cielo se puede ver cómo una brilla más fuerte y feliz: es Estrella recordándoles a todos que cada uno lleva consigo una luz única e irreemplazable capaz de guiarlos hacia sus sueños más extraordinarios. Y así fue como gracias al amor y bondad de unos valientes niños lograron devolverle todo lo bueno que ella les había dado.

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