La luz de la amistad



Había una vez un niño llamado Tomás que tenía que someterse a una cirugía en el hospital. Estaba muy asustado, ya que nunca antes había pasado por algo así.

La instrumentadora quirúrgica, llamada Martina, era una mujer amable y comprensiva que siempre trataba de hacer sentir mejor a los pacientes. Un día, mientras esperaba en la sala de espera junto a su mamá, Tomás no podía dejar de pensar en lo que le esperaba.

Tenía miedo de no despertar después de la operación o de sentir mucho dolor. Sin embargo, cuando llegó el momento de ingresar al quirófano, Martina se acercó a él con una sonrisa cálida.

"¡Hola Tomás! Soy Martina, estaré contigo durante la cirugía", dijo ella con voz amigable. Tomás miró a Martina y pudo ver esa chispa especial en sus ojos. Inmediatamente sintió un poco más de confianza y decidió compartirle sus temores. "Martina, tengo mucho miedo", dijo Tomás con voz temblorosa.

Martina se agachó para estar a su altura y le sostuvo las manos tranquilizándolo. "Entiendo cómo te sientes, Tomás. Pero quiero decirte algo muy importante: eres fuerte y valiente. Sé que puedes superar esto".

Tomás quedó sorprendido por las palabras alentadoras de Martina y comenzó a preguntarse cómo sabía tanto sobre él. Aunque no sabía qué decir exactamente, decidió confiar en ella.

La cirugía comenzó y mientras estaban dentro del quirófano, Martina hablaba con el equipo médico sobre cómo ayudar a Tomás a sentirse mejor después de la operación. Todos estaban sorprendidos por su optimismo y motivación. Una vez que la cirugía terminó, Tomás despertó en la sala de recuperación.

Aún sentía un poco de dolor y estaba confundido acerca de lo que había pasado mientras estaba dormido. Fue entonces cuando Martina entró en la habitación, trayendo consigo una sorpresa especial. "¡Hola, campeón! Traigo algo para ti", dijo Martina con alegría.

Tomás se sorprendió al ver una caja llena de crayones y papel para colorear. Parecía extraño, pero le encantaba dibujar, así que comenzó a hacerlo sin pensarlo dos veces.

Mientras Tomás coloreaba, Martina le explicó que ella también era artista y que había creado un libro ilustrado especialmente para él. Cada página tenía hermosos dibujos acompañados de mensajes positivos y palabras inspiradoras. "Tomás, quiero que sepas que eres único y especial", dijo Martina mientras señalaba las ilustraciones en el libro.

"Aunque enfrentemos desafíos difíciles en la vida, siempre hay una luz brillante dentro de nosotros". Tomás sonrió mientras hojeaba el libro lleno de colores vibrantes y palabras llenas de esperanza.

Se dio cuenta de que Martina no solo era una instrumentadora quirúrgica increíblemente amable, sino también alguien muy especial con un don para transmitir fuerza a los demás. Con el tiempo, Tomás descubrió que tenía un cáncer terminal y su salud empeoró rápidamente.

Sin embargo, gracias al apoyo constante e inspirador de Martina, pudo encontrar la fuerza para enfrentar cada día con valentía y una sonrisa en su rostro.

A medida que el tiempo pasaba, Tomás se dio cuenta de que aunque su cuerpo se debilitara, su espíritu nunca lo haría. Aprendió a apreciar cada momento y a vivir plenamente, rodeado del amor y la amistad de aquellos que le importaban.

Martina siguió acompañándolo en cada paso del camino, brindándole motivación y aliento incluso cuando las cosas parecían difíciles. Juntos, crearon un vínculo especial basado en el amor y la comprensión. Aunque Tomás finalmente perdió su batalla contra el cáncer, dejó un legado de esperanza y coraje para todos los que lo conocieron.

Su historia inspiradora fue compartida por Martina con otros pacientes del hospital, recordándoles que siempre hay una luz brillante dentro de ellos sin importar cuán oscuro pueda parecer el mundo exterior. Y así termina esta historia llena de amor y enseñanzas.

Recordemos siempre la importancia de ser fuertes frente a los desafíos y encontrar apoyo en quienes nos rodean.

FIN.

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