La Luz de la Amistad
En una noche estrellada, el señor Sol brillaba con todo su esplendor en el cielo. Desde lo alto, pudo divisar a lo lejos a la misteriosa Luna, quien se encontraba iluminando la oscuridad con su luz plateada.
Intrigado por aquella hermosa vista, decidió acercarse y entablar una conversación. "¡Hola Luna! ¿Cómo estás esta noche?", saludó amablemente el señor Sol. La Luna, sorprendida al escuchar la voz del Sol, respondió tímidamente: "Hola Sol, estoy bien gracias.
¿Y tú? ¿Cómo has estado?""Estoy radiante como siempre", dijo el Sol con orgullo. "Pero noto que hoy te encuentras un poco apagada.
¿Qué sucede?"La Luna suspiró y confesó: "Es verdad, últimamente me siento triste porque no puedo brillar tan fuerte como tú. Mi luz es más tenue y muchas veces me siento invisible en comparación contigo.
"El Sol comprendió los sentimientos de la Luna y le dijo con cariño: "Querida Luna, cada uno de nosotros tiene un brillo único y especial. Tú iluminas las noches más oscuras y guías a los viajeros perdidos. Tu belleza enigmática es admirada por muchos.
"La Luna levantó la mirada y una sonrisa tímida se dibujó en su rostro plateado. "Gracias por tus palabras, Sol. A veces olvido lo importante que soy para este mundo. ""No hay nada que agradecer", respondió el Sol gentilmente. "Recuerda que juntos formamos parte de un ciclo interminable en el universo.
Sin ti, las noches serían frías y sombrías. "Con cada palabra del Sol, la Luna comenzó a sentirse más segura de sí misma y su brillo parecía intensificarse poco a poco.
Desde ese día, el Señor Sol visitaba a la Luna todas las noches para recordarle lo valiosa que era e inspirarla a brillar con todo su esplendor.
Así, juntos demostraron que cada uno tiene su propia luz especial para compartir con el mundo, enseñando a todos que la verdadera belleza radica en aceptarnos tal como somos y valorar nuestras diferencias. Y así fue como el Señor Sol y la Dulce Luna se convirtieron en amigos inseparables bajo el manto estrellado del universo.
FIN.