La Luz de la Amistad



Era una noche oscura en el pequeño pueblo de Estrellita, donde las estrellas parecían haberse escondido. Los niños del barrio miraban por las ventanas, asustados por la negrura que envolvía todo. Casi todos habían oído historias de fantasmas, brujas y criaturas extrañas que merodeaban en la oscuridad.

Entre ellos estaba Lía, una niña valiente que siempre buscaba aventuras. Esa noche, mientras sus amigos se acurrucaban en sus camas, Lía decidió que no podía dejar que la oscuridad la asustara. Tomó una linterna y salió al patio, donde una suave brisa movía las hojas de los árboles.

"¡Hola, Lía!" - dijo un pequeño búho que se posaba en un árbol. "¿Por qué estás afuera en esta noche tan oscura?"

"No tengo miedo, Búho. Solo quiero ver qué hay más allá de la oscuridad. ¿Te gustaría acompañarme?" - respondió Lía con determinación.

El búho, intrigado por el valor de Lía, decidió unirse a ella.

"Está bien, pero debes prometerme que no gritarás si vemos algo extraño. La oscuridad puede ser un buen lugar para los que buscan aventuras" - dijo el Búho.

Lía sonrió, y juntos se adentraron en el bosque cercano, iluminando su camino con la linterna. A medida que avanzaban, la oscuridad no parecía tan aterradora. De repente, escucharon un suave llanto.

"¿Quién está ahí?" - preguntó Lía, sosteniendo la linterna con ambas manos.

Antes de recibir respuesta, apareció una pequeña luciérnaga que revoloteaba triste entre los arbustos.

"¡Hola! Soy Luci, la luciérnaga. He perdido a mis amigos en esta noche oscura y no sé cómo encontrarlos" - dijo la luciérnaga, con lágrimas brillantes en sus ojos.

"No te preocupes, Luci. Con nuestra luz, podemos buscarlos juntos" - sugirió Lía, animadamente.

"¿En serio?" - preguntó Luci, entre esperanzada y asustada.

Lía, el Búho y Luci comenzaron a explorar el bosque. Con la luz de la linterna iluminando el camino, encontraron algunos caminos que antes parecían aterradores. De pronto, encontraron a un grupo de luciérnagas que brillaban tímidamente en un claro.

"¡Miren! ¡Son tus amigos!" - gritó el Búho emocionado.

Las luciérnagas, al notar la luz de Lía, comenzaron a acercarse.

"Gracias, gracias por traerme de vuelta a casa, Lía" - exclamó Luci, con una gran sonrisa.

Pero de repente, un fuerte viento sopló, apagando la linterna de Lía. La oscuridad se convirtió en un manto impenetrable.

"¡Oh, no!" - exclamó Lía preocupada. "¿Qué haremos ahora?"

"No te preocupes, tengo una idea" - respondió Luci. "Si todas nosotras unimos nuestras luces, podremos encontrar el camino de regreso."

Aprovechando la idea de Luci, todas las luciérnagas comenzaron a brillar con intensidad, creando un resplandor que iluminó el bosque. Con su luz brillante, encontraron el camino de regreso al pueblo.

Cuando llegaron, los amigos de Lía la esperaban ansiosos, preocupados por su ausencia.

"¡Lía! ¡Nos tenías asustados!" - gritó uno de ellos.

"No se preocupen, aprendí que la oscuridad no es algo para temer, si estamos juntos podemos encontrar la luz" - respondió Lía.

La aventura en la oscuridad les enseñó el poder de la amistad y de enfrentarse a los miedos. Desde aquel día, el pueblo de Estrellita no volvió a temer a la noche, porque sabían que siempre podían contar con la luz de sus amigos.

Y así, la oscuridad se convirtió en un lugar mágico donde siempre surgían nuevas aventuras.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!