La luz de la amistad



Había una vez, en un mundo lleno de zombies y drama, un pequeño zombie llamado Zombito.

A diferencia de los demás zombies que solo pensaban en comer cerebros y asustar a los humanos, Zombito tenía un corazón lleno de sueños e ilusiones. Un día, mientras caminaba por el bosque oscuro y tenebroso, Zombito encontró a su amiga Monstruita llorando desconsoladamente. Se acercó a ella preocupado y le preguntó qué le pasaba. "Oh, Zombito", sollozaba Monstruita.

"Mi monstruo favorito se ha ido de viaje y no sé cómo voy a vivir sin él". Zombito tuvo una idea brillante para ayudar a su amiga. Juntos decidieron organizar una búsqueda del monstruo perdido.

Recorrerían todo el mundo zombi para encontrarlo y así alegrar el corazón de Monstruita. Durante su aventura, encontraron muchos obstáculos: puentes rotos, ríos peligrosos y hasta una manada de gatos malvados que les querían hacer daño.

Pero Zombito nunca perdió la esperanza ni dejó que el miedo lo detuviera. En cada lugar al que llegaban, hablaban con otros zombies y les contaban sobre la búsqueda del monstruo perdido.

Pronto se corrió la voz por todo el mundo zombi y todos comenzaron a ayudar en la búsqueda. Un día, cuando estaban a punto de rendirse porque parecía imposible encontrar al monstruo perdido, recibieron una carta anónima con pistas sobre su paradero.

Emocionados, siguieron las pistas y finalmente llegaron a una cueva oscura en lo más profundo del bosque. "Creo que estamos cerca", dijo Zombito emocionado. "¡Vamos, Monstruita!". Juntos entraron en la cueva y se encontraron con el monstruo perdido.

Resultó ser un zombie gigante llamado Gigantón, que se había perdido y no sabía cómo regresar a casa. Zombito y Monstruita llevaron a Gigantón de vuelta al mundo zombi, donde todos los zombies les dieron una gran bienvenida.

La alegría llenó el corazón de Monstruita al ver a su monstruo favorito sano y salvo. A partir de ese día, Zombito se convirtió en un héroe para todos los zombies del mundo.

Aprendieron que no importa cuán oscuro o tenebroso sea el mundo, siempre hay esperanza si trabajamos juntos y nunca dejamos de creer en nuestros sueños. Y así, Zombito demostró que incluso en un mundo lleno de zombies y drama, siempre podemos encontrar la luz y la felicidad si abrimos nuestro corazón a la amistad y al amor.

FIN.

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