La Luz de la Amistad



Había una vez en un pequeño pueblo llamado Villa Alegre, donde vivían dos mejores amigos llamados Tomás y Lucía. Eran inseparables y siempre estaban buscando aventuras juntos.

Un día, mientras exploraban el bosque cercano a su casa, escucharon un ruido extraño que los hizo detenerse en seco. Se miraron el uno al otro con curiosidad y decidieron investigar de dónde provenía aquel sonido misterioso. Se adentraron más en el bosque y descubrieron una cueva escondida entre los árboles.

La entrada estaba cubierta de ramas y hojas, lo que les indicaba que nadie había estado allí en mucho tiempo. Sin pensarlo dos veces, decidieron entrar a la cueva para descubrir qué había dentro.

A medida que avanzaban por el oscuro pasaje de la cueva, comenzaron a sentir un escalofrío recorrer sus cuerpos. Un viento frío soplaba desde las profundidades del lugar, haciendo eco en cada paso que daban.

De repente, una figura oscura apareció frente a ellos. Era un monstruo enorme con garras afiladas y ojos brillantes como brasas encendidas. Tomás y Lucía sintieron cómo el miedo se apoderaba de ellos y no sabían qué hacer.

El monstruo se acercó lentamente hacia ellos, pero antes de poder atacarlos, Tomás tuvo una idea brillante. Recordó algo que su abuela le había contado sobre cómo enfrentar sus miedos: "Cuando te encuentres frente al miedo negro del terror, debes buscar la luz dentro de ti".

Tomás agarró una pequeña linterna que llevaba consigo y la encendió. La luz se esparció por toda la cueva, iluminando cada rincón oscuro. El monstruo retrocedió asustado, incapaz de soportar la luz.

Lucía también recordó algo importante que su mamá le había enseñado: "El miedo no tiene poder sobre nosotros si nos unimos y enfrentamos juntos nuestros temores". Tomás y Lucía se tomaron de las manos y avanzaron valientemente hacia el monstruo.

Con cada paso que daban, el miedo se iba desvaneciendo lentamente. Finalmente, el monstruo desapareció por completo y en su lugar apareció una criatura pequeña y tímida. Era un ser asustadizo con ojos grandes y tristes. "-¿Quién eres?"- preguntó Tomás con curiosidad.

La criatura miró a los niños con timidez antes de responder: "-Soy el Miedo Negro del Terror, pero en realidad solo soy un ser inofensivo que ha estado atrapado en esta cueva durante mucho tiempo".

Tomás y Lucía sintieron compasión por la criatura. Sabían lo difícil que era vivir con miedos constantes, así que decidieron ayudarlo a superar sus temores. Durante días enteros, jugaron juntos a juegos divertidos y les mostraron cómo encontrar alegría incluso en los momentos más oscuros.

Poco a poco, el Miedo Negro del Terror dejó de sentirse tan asustado y comenzó a disfrutar de la vida junto a sus nuevos amigos.

Con el tiempo, Villa Alegre se llenó de risas nuevamente gracias al coraje de Tomás y Lucía para enfrentar sus miedos y ayudar a otros a hacer lo mismo. El Miedo Negro del Terror se convirtió en un ser amigable que recordaba a todos la importancia de encontrar la luz dentro de nosotros mismos.

Y así, Tomás y Lucía demostraron que incluso los monstruos más temibles pueden cambiar cuando les mostramos compasión y amistad.

A partir de ese día, nunca más tuvieron miedo del oscuro, porque sabían que siempre podrían encontrar la luz en su interior para iluminar cualquier oscuridad que se cruzara en su camino.

FIN.

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