La luz de la amistad



Había una vez un niño llamado Omar que vivía en un pequeño pueblo. Omar era muy inteligente y le gustaba mucho aprender cosas nuevas. Pero a veces, se sentía solo mientras hacía sus tareas escolares.

Un día, mientras caminaba por la calle, Omar vio a un gato jugando cerca de unos arbustos. El gato era gris y blanco, con ojos brillantes y curiosos. A Omar le encantó el gato al instante y decidió llevarlo a casa.

"- Hola, pequeño gatito. ¿Quieres ser mi amigo?" - preguntó Omar acariciando al gato. El gato ronroneó y se frotó contra las piernas de Omar como diciendo "sí".

Desde ese día, el gato se convirtió en su compañero inseparable y lo llamaron Tito. Omar descubrió que Tito también le gustaba estudiar. Cada tarde después de la escuela, los dos amigos se sentaban juntos en el escritorio para hacer la tarea.

Tito solía quedarse cerca de Omar mientras él resolvía problemas matemáticos o escribía cuentos creativos. Una tarde soleada, cuando estaban haciendo su tarea habitual, ocurrió algo inesperado: ¡la luz se fue!"- Oh no, Tito.

No podemos terminar nuestra tarea sin luz" - dijo preocupado Omar. Tito miró a su amigo con sus grandes ojos verdes e hizo un gesto como si tuviera una idea brillante. Salió corriendo hacia la ventana y empezó a saltar frente a ella desesperadamente.

"- ¿Qué pasa, Tito? ¿Qué tratas de decirme?" - preguntó Omar confundido. Entonces, Omar se dio cuenta de que Tito estaba tratando de mostrarle algo. Se acercó a la ventana y vio que había una casa vecina con luces encendidas.

"- ¡Claro! Podemos hacer nuestra tarea en la casa del vecino" - exclamó Omar emocionado. Ambos amigos se dirigieron rápidamente hacia la casa vecina y tocaron a su puerta. Un señor amable les abrió y les permitió entrar.

Omar le explicó lo ocurrido y el señor sonrió. "- Estoy feliz de ayudarlos, chicos. También tengo un hijo que necesita ayuda con sus tareas" - dijo el señor mientras los llevaba a su sala de estar.

Omar y Tito terminaron su tarea junto al hijo del señor. Descubrieron que trabajar juntos les hacía más fácil aprender cosas nuevas. Además, compartieron ideas interesantes e hicieron nuevos amigos.

Desde ese día, Omar y Tito visitaban regularmente la casa del vecino para hacer la tarea juntos. Aprendieron mucho unos de otros y cada vez se volvían más inteligentes. Con el tiempo, los dos amigos crecieron y se convirtieron en personas exitosas en sus respectivas carreras.

Pero siempre recordaron cómo empezó todo: con un gato llamado Tito, una luz apagada y una amistad especial que duraría para siempre.

La moraleja de esta historia es que no importa cuán difícil parezca una situación, siempre hay soluciones si trabajamos juntos y buscamos ayuda en los demás. La amistad verdadera puede llevarnos muy lejos en la vida, incluso cuando las luces se apagan.

FIN.

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