La Luz de la Estrella Fugaz



Era una noche clara y estrellada en un pequeño pueblo donde vivía un niño llamado Lucas. Lucas era un soñador, siempre miraba al cielo y le fascinaban las estrellas. Esa noche, mientras sus padres lo acostaban, les dijo:

- ¡Papá, mamá! ¿Pueden dejarme la ventana abierta? Quiero escuchar el canto de las estrellas.

- Claro, Lucas. Pero no te quedes despierto hasta tarde –le respondió su mamá con una sonrisa.

Lucas se acomodó en su cama y cerró los ojos. Poco a poco, se fue adentrando en un mundo de sueños. En su sueño, se encontró flotando entre las nubes, rodeado de estrellas brillantes.

- ¡Hola, Lucas! –exclamó una estrella de colores brillantes.

- ¡Hola! ¿Quién eres? –preguntó Lucas, asombrado.

- Soy Estela, la estrella fugaz. He venido a llevarte en un viaje mágico a través del cielo. Pero hay algo importante que necesitas saber: cada estrella tiene un deseo. ¿Te gustaría ayudarme a cumplir uno?

Lucas asintió emocionado.

- ¡Sí, claro! ¿Cuál es tu deseo?

- Mi deseo es iluminar el camino de un niño que se siente solo, para que pueda encontrar amigos y disfrutar de la vida –anunció Estela con un tono nostálgico.

- ¡Eso suena genial! ¿Cómo lo haremos?

Estela le explicó que necesitaban visitar a los niños de la Tierra mientras soñaban, para que pudieran sentir su luz y amor. Entonces, juntos comenzaron su viaje por el cielo estrellado.

Bajaron hacia el pueblo donde Lucas vivía y se asomaron a una ventana. Allí estaba Sofía, una niña que solía jugar sola, siempre sentada en una esquina de su patio. Lucas sintió un nudo en la garganta, pues sabía lo que era sentirse solo.

- ¿Luz de estrella? -preguntó Lucas, intrigado. - ¿Cómo podemos ayudarla?

- ¡La ayuda viene con un deseo! Si brillamos fuerte y claro, ella verá nuestra luz y sentirá que no está sola.

Así que Estela y Lucas comenzaron a brillar intensamente. Ambos desplegaron todo su poder lumínico, creando destellos de colores que danzaban en el aire. De repente, los ojos de Sofía se iluminaron al ver la luz, y se asomó a la ventana.

- ¡Guau! –exclamó Sofía.

- ¡Mira! Hay algo especial en el cielo –se dijo a sí misma.

Sin pensarlo dos veces, salió al patio y levantó los brazos.

- ¡Estrella fugaz! ¿Eres tú? –gritó emocionada.

Lucas sintió una calidez en su corazón.

- Sofía, no estás sola –susurró.

La estrella fugaz brilló aún más intensamente, y de repente, Sofía sintió una conexión. Comenzó a saltar de alegría y a correr por el jardín, mirando hacia la estrella.

- ¡Hola, Estela! ¡Eres preciosa! –gritó Sofía mirando al cielo.

Súbitamente, la estrella fugaz acarició la noche con su luz. En un instante, se formaron pequeñas luces alrededor de Sofía, como pequeños destellos que danzaban a su alrededor.

- ¡Mírenme! ¡Miren! –gritaba Sofía emocionada. –¡Tengo amigos!

Estela sonrió al ver la alegría de Sofía y dijo:

- Lucas, lo logramos. ¡Hemos cumplido el deseo!

Pero justo cuando pensaron que todo había terminado, notaron que una sombra se acercaba rápidamente.

- ¡Alto! ¿Qué hacen aquí? –rugió un nube oscura, molesta.

- ¡Oh no! La nube oscura quiere apagar nuestra luz –dijo Estela, asustada.

- No podemos dejar que se lleve la alegría de Sofía –dijo Lucas con determinación.

Juntos, Lucas y Estela fusionaron sus luces brillantes, creando un resplandor tan poderoso que ahuyentó a la nube oscura. La nube alegóricamente se disipó y todo volvió a brillar con más fuerza.

- ¡Gracias por ayudarme! –exclamó Sofía, mirando al cielo con una gran sonrisa.

- ¡Siempre estaremos aquí para ti! –respondió Estela, llena de alegría.

Con una gran chispa de luz, Lucas comenzó a despertar en su cama.

- ¿Fue todo un sueño? –se preguntó mientras miraba por la ventana.

Pero vio un brillo en el cielo y sonrió, sabiendo que había hecho un nuevo amigo en la noche.

Así, cada vez que miraba las estrellas, recordaba que, aunque a veces uno se sienta solo, siempre hay luz y amor brillando más allá del horizonte.

Esos momentos quedaron grabados en su corazón, y le enseñaron que la verdadera amistad y la conexión no solo está en los sueños, sino también a su alrededor, esperando a ser descubierta. Desde entonces, Lucas y Sofía se volvieron grandes amigos y siempre se acordaron de la estrella fugaz que iluminó su camino.

FIN.

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