La luz de la imaginación



Había una vez una niña llamada Luz, que vivía en una casa muy alegre con su mamá, su papá y sus dos hermanitos. Luz era una niña muy traviesa y curiosa, siempre buscando nuevas aventuras.

Aunque era traviesa, Luz también era muy estudiosa y le gustaba aprender sobre muchas cosas diferentes. Le encantaba jugar e imaginar que era doctora, astronauta, detective, chef, maestra, científica e incluso cantante.

Todos los días inventaba historias emocionantes y se divertía muchísimo con su imaginación.

Un día soleado, mientras jugaban en el jardín de su casa, la mamá de Luz les dijo: "Chicos, ¿qué les parece si hoy hacemos un juego diferente? Vamos a hacer un concurso para ver quién puede ser el mejor en cada profesión que les gusta". Luz se emocionó muchísimo con la idea y rápidamente comenzaron el juego. Primero fue el turno de ser doctora.

Cada uno tenía que examinar a sus muñecos y decir qué enfermedad tenían. Luz sacó su estetoscopio imaginario y revisó a todos los pacientes con mucho cuidado. "¡Tienes fiebre!", exclamó mientras tocaba la frente del oso de peluche. "¡Y tú tienes dolor de garganta!" dijo señalando al elefante.

Todos rieron divertidos mientras continuaban jugando. Después llegó el turno de ser astronautas. Los niños construyeron naves espaciales con sillas y cobijas para viajar por todo el universo.

Viajaron hasta la luna y descubrieron nuevos planetas llenos de colores brillantes y seres extraterrestres amigables. "¡Miren, encontré un planeta de caramelos!", gritó Luz emocionada mientras señalaba a una estrella brillante en el cielo. El juego continuó con las profesiones de detective, chef, maestra y científica.

En cada uno de ellos, Luz y sus hermanitos se sumergieron en mundos llenos de misterios por resolver, deliciosas recetas por cocinar, lecciones que enseñar e increíbles experimentos científicos por descubrir. Finalmente, llegó el turno de ser cantantes.

Los niños organizaron un concierto en el salón de la casa. Cada uno eligió su canción favorita y comenzaron a cantar con mucha energía y alegría. La mamá y el papá de Luz los aplaudieron emocionados mientras disfrutaban del espectáculo.

"¡Eres una excelente cantante!" dijo su hermanito menor después de escucharla. —"Gracias" , respondió Luz sonriendo orgullosa. Después del juego, todos se sentaron juntos para hablar sobre lo divertido que había sido jugar a ser diferentes profesiones.

La mamá les explicó que cuando crecieran podrían elegir cualquier carrera que quisieran y convertirse en lo que más les gustara.

Luz se dio cuenta entonces de algo muy importante: no importaba qué profesión eligiera en el futuro porque siempre podría seguir jugando e imaginando nuevas aventuras como doctora, astronauta o cualquier otra cosa que deseara ser. Desde ese día, Luz siguió siendo traviesa pero también aprendió a valorar la importancia del estudio y la imaginación.

Siempre recordaría aquel maravilloso día en el que descubrió que podía ser lo que quisiera, tanto en la realidad como en su imaginación. Y así, Luz y su familia continuaron viviendo aventuras juntos, explorando nuevos mundos y aprendiendo cada día.

Porque no importa cuál sea tu profesión, siempre puedes ser un héroe en tus propias historias. El fin. Fin

FIN.

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