La luz de Lucas y la bruja Maléfica



Lucas vivía feliz en Candela, donde todos lo conocían y apreciaban por su luz única. Sin embargo, un día llegó al pueblo una bruja malvada llamada Maléfica que odiaba la luz de Lucas y quería apagarla.

Un día, mientras Lucas jugaba en el bosque, Maléfica apareció frente a él con su varita mágica en mano. "¡Jajaja! ¡Tu luz me molesta! Voy a apagar esa vela en tu cabeza para siempre", dijo la bruja con una risa malvada.

"¡No puedes hacer eso! Mi luz es parte de quién soy", exclamó Lucas con valentía. Pero Maléfica no escuchó y lanzó un hechizo oscuro hacia la vela de Lucas.

La llama comenzó a disminuir lentamente, haciendo que el corazón de Lucas se llenara de temor. Sin embargo, en ese momento apareció una hada buena llamada Estrella. Con su varita mágica contrarrestó el hechizo de Maléfica y protegió la llama de Lucas. "No temas, Lucas.

Tu luz es especial y nadie puede apagarla si tú no lo permites", dijo Estrella con dulzura. A partir de ese día, Estrella se convirtió en la protectora de Lucas y lo ayudaba a mantener viva la llama encendida en su cabeza.

Juntos emprendieron aventuras por el pueblo, llevando esperanza y alegría a todos los habitantes. Un día, durante una tormenta fuerte que azotaba Candela, la vela de Lucas estuvo a punto de apagarse.

El viento soplaba con fuerza intentando extinguir la llama brillante que iluminaba su rostro. "¡No puedo dejar que mi luz se apague! Es lo que me hace ser quien soy", gritó Lucas luchando contra las adversidades.

Estrella intervino nuevamente y le recordó a Lucas lo valiente y especial que era. Le enseñó que aunque a veces pueda parecer difícil mantener encendida la llama interior, siempre hay una manera de protegerla: con amor propio y determinación.

Con estas palabras resonando en su corazón, Lucas cerró los ojos y concentró toda su energía en mantener viva la llama. Y así lo hizo; poco a poco, la vela volvió a brillar con más fuerza que nunca antes.

Desde ese día, los habitantes del pueblo admiraron aún más a Lucas por su valentía y determinación para superar cualquier obstáculo. Y aunque Maléfica seguía acechando desde las sombras, ya nada podía opacar la luz radiante que emanaba del pequeño niño llamado Lucas.

FIN.

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