La luz de Mateo



Había una vez en un pequeño pueblo de México llamado Sol Brillante, donde el sol siempre brillaba con fuerza y alegría. Los habitantes del pueblo vivían felices y agradecidos por la luz que les regalaba cada día.

Un día, algo extraño comenzó a suceder. El sol empezó a oscurecerse poco a poco, hasta que finalmente se convirtió en un eclipse total.

La gente del pueblo se alarmó y entró en pánico al ver que la oscuridad cubría todo a su alrededor. En medio de la confusión y el miedo, apareció un niño llamado Mateo. Mateo era un niño curioso e inteligente, siempre dispuesto a ayudar a los demás.

Decidió tomar cartas en el asunto y buscar una solución para traer de vuelta la luz al pueblo. Mateo recordó las historias que le contaba su abuelita sobre los antiguos rituales mayas para honrar al sol y pedirle que regresara con todo su esplendor.

Sin dudarlo, se puso en marcha para encontrar los elementos necesarios para realizar el ritual. - ¡Tenemos que actuar rápido! -exclamó Mateo mientras corría por las calles del pueblo buscando hierbas aromáticas, velas de colores y piedras especiales.

Con la ayuda de sus amigos y vecinos, Mateo preparó todo para el ritual en la plaza principal del pueblo. Encendieron las velas, esparcieron las hierbas aromáticas y colocaron las piedras en círculo alrededor de ellos.

- ¡Ahora todos juntos debemos pedirle al sol que regrese! -dijo Mateo con determinación. Los habitantes del pueblo cerraron los ojos y elevaron sus voces en una plegaria colectiva hacia el cielo oscuro.

Poco a poco, pudieron sentir cómo la energía positiva fluía entre ellos, creando un vínculo poderoso con el universo. De repente, una luz tenue comenzó a brillar en medio del eclipse. Todos abrieron los ojos sorprendidos al ver cómo el sol volvía lentamente a iluminar el cielo con su resplandor dorado.

El eclipse se disipó por completo y el sol brillaba más fuerte que nunca sobre Sol Brillante. La gente del pueblo celebraba emocionada mientras abrazaban a Mateo con gratitud y admiración por su valentía y sabiduría.

Desde ese día, Sol Brillante siguió siendo un lugar lleno de luz y alegría gracias al coraje y la determinación de un niño dispuesto a enfrentarse a la oscuridad para traer de vuelta la luz.

Y así aprendieron todos que incluso en los momentos más oscuros, siempre hay esperanza si nos mantenemos unidos y actuamos con amor y solidaridad hacia los demás.

FIN.

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