La luz de Mila


Había una vez en un bosque encantado, una mariposa llamada Mila que vivía en una hermosa cabaña hecha de cristal.

Mila era conocida por ser la más bella del bosque, con sus alas brillantes y colores vibrantes que iluminaban el lugar donde posara. Una noche, mientras volaba entre las flores del jardín de su cabaña, Mila se detuvo frente a un misterioso espejo que había aparecido de repente en medio de las plantas.

La curiosidad invadió a la mariposa, quien decidió acercarse al espejo y mirar su reflejo. Al ver su imagen reflejada en el espejo, Mila quedó deslumbrada por lo que vio.

Su belleza se multiplicaba infinitamente en el cristal, creando un espectáculo de luces y colores nunca antes visto. Fascinada por lo que veía, Mila no podía apartar la mirada de aquel espejo mágico. De repente, una voz suave resonó en la cabaña: "Hola, querida Mila. Soy Luna, el espíritu guardián del bosque".

La mariposa giró asombrada hacia la fuente de la voz y vio a una figura etérea flotando junto a ella.

Luna le explicó a Mila que el espejo tenía el poder de mostrarle su verdadera belleza interior y exterior. "¿Mi verdadera belleza? ¿Qué significa eso?", preguntó Mila con curiosidad. "Significa que tu luz brilla tanto por dentro como por fuera. Eres valiente, amable y generosa con todos los habitantes del bosque", respondió Luna con ternura.

Mila reflexionó sobre las palabras de Luna y comprendió que la verdadera belleza residía en sus acciones bondadosas hacia los demás. Decidió entonces compartir su don especial con quienes más lo necesitaban en el bosque: las flores marchitas.

Durante toda la noche, Mila revoloteó entre las flores marchitas regalándoles parte de su brillo y energía vital. Poco a poco, las flores comenzaron a recuperar su color y fragancia perdidos gracias al amoroso gesto de la mariposa.

Al amanecer, cuando los primeros rayos dorados iluminaron el bosque, todas las flores resplandecían con nueva vida gracias al acto desinteresado de Mila. El bosque entero se llenó de alegría y gratitud hacia la mariposa luminosa.

Luna apareció nuevamente ante Mila para felicitarla por haber descubierto el verdadero significado de la belleza y cómo esta puede transformar incluso lo más oscuro en algo radiante. "Gracias por enseñarme esta lección tan importante", dijo Mila emocionada.

"Recuerda siempre que tu luz interior es tan poderosa como tus alas brillantes. Sigue compartiendo tu amor y generosidad con todos los seres vivos del bosque", respondió Luna antes de desaparecer entre destellos plateados.

Desde ese día, Mila siguió siendo reconocida como la mariposa más bella del bosque no solo por su aspecto exterior deslumbrante sino también por su corazón generoso y luminoso que iluminaba cada rincón del lugar donde posara sus delicadas alas.

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