La Luz de Pablo
Pablo era un chico muy especial. Desde que era pequeño, siempre había sentido una gran empatía por las personas que lo rodeaban y se esforzaba por ayudarlas en todo lo que pudiera.
No importaba si era un amigo, un vecino o alguien desconocido, Pablo siempre estaba dispuesto a tender una mano. Un día, mientras caminaba por el parque, vio a un anciano tratando de cargar unas bolsas pesadas.
Sin pensarlo dos veces, Pablo se acercó y le ofreció su ayuda. "¿Necesita ayuda con esas bolsas?" -preguntó amablemente. El anciano miró a Pablo con sorpresa y gratitud. "¡Oh! Muchas gracias joven, realmente aprecio tu ayuda".
Pablo tomó las bolsas y comenzó a caminar junto al anciano hacia su casa. En el camino, comenzaron a hablar y descubrieron que tenían muchas cosas en común. El anciano resultó ser un veterano de guerra y tenía muchas historias interesantes para contarle a Pablo.
Al llegar a la casa del anciano, Pablo dejó las bolsas en la cocina y se despidió amablemente. Pero antes de irse, el anciano le dijo algo que cambiaría la vida de Pablo para siempre:"Joven, eres una persona muy especial.
Tu bondad no tiene límites y eso te llevará muy lejos en la vida". Pablo sonrió tímidamente pero sus palabras resonaron en su mente durante todo el camino de regreso a casa. Los días pasaron y Pablo seguía siendo tan amable como siempre.
Ayudaba a sus amigos con los deberes escolares, acompañaba a los vecinos mayores al supermercado e incluso donaba parte de su tiempo libre en un hogar para niños sin padres. Pero un día, algo inesperado sucedió.
Pablo se encontró con una situación que lo hizo dudar de sí mismo y de sus acciones. Mientras caminaba hacia la escuela, vio a un grupo de chicos acosando a otro niño.
Se acercó rápidamente para intervenir pero los chicos comenzaron a burlarse de él también. "¿Qué pasa, Pablo? ¿Ya no eres tan bueno como pensábamos?"Las palabras de los chicos dolieron en el corazón de Pablo.
¿Acaso estaba haciendo algo malo al ayudar a los demás? ¿Por qué lo estaban atacando por ser amable? Esa noche, Pablo llegó a casa muy confundido y triste.
Habló con su mamá sobre lo que había pasado y ella le dijo algo que le cambió la perspectiva:"Hijo, nunca debes dejar que el odio o la maldad te detengan en tu camino. Tu bondad es una luz en este mundo oscuro y nunca debes apagarla". Las palabras de su madre resonaron fuerte en la mente de Pablo durante toda la noche.
Al día siguiente, decidió enfrentar a los chicos del parque otra vez. Cuando llegó al lugar, los chicos ya estaban allí esperándolo con burlas e insultos. Pero esta vez, Pablo no se dejó intimidar.
"Sé que mi bondad les molesta porque ustedes prefieren vivir en un mundo lleno de odio y violencia -dijo firmemente-. Pero yo elegí ser diferente y eso no me hace débil sino más fuerte".
Los chicos se quedaron callados por un momento y luego, uno de ellos se acercó a Pablo. "Tienes razón, Pablo. No deberíamos haber sido tan crueles contigo. ¿Nos perdonas?"Pablo sonrió con ternura y estrechó la mano del chico. "Por supuesto que sí.
Siempre hay una oportunidad para ser mejores". Y así, gracias a su bondad y perseverancia, Pablo logró cambiar las mentes de aquellos chicos y demostrar que la amabilidad siempre triunfa sobre la maldad.
Desde entonces, siguió ayudando a los demás sin importar lo que dijeran o pensaran los demás porque sabía que su bondad era su mayor fortaleza.
FIN.