La luz de Silvana
preguntaba a Silvana, ella siempre tenía una respuesta sabia y llena de amor. Sus palabras tenían el poder de alegrar los corazones más tristes y dar esperanza a aquellos que la rodeaban.
Un día, mientras caminaba por el parque, Silvana se encontró con un niño llamado Juanito. Juanito era un niño muy triste, siempre se sentía solo y no tenía amigos. Al verlo así, Silvana decidió acercarse. "Hola Juanito, ¿qué te pasa?"- preguntó Silvana con dulzura.
Juanito levantó la mirada y le respondió con tristeza: "Nadie quiere jugar conmigo porque dicen que soy aburrido"-. Silvana sonrió amablemente y dijo: "No te preocupes Juanito, yo puedo ser tu amiga. Juguemos juntos"-.
Desde ese día, Silvana y Juanito se convirtieron en los mejores amigos. Pasaban horas jugando en el parque, riendo y compartiendo historias divertidas. La presencia de Silvana llenaba el corazón de Juanito de alegría y felicidad.
Un día, mientras estaban jugando en el parque, vieron a un grupo de niños burlándose de una niña llamada Valentina por tener gafas. Valentina estaba llorando desconsoladamente cuando Silvana se acercó a ella para consolarla.
"No les hagas caso Valentina, tú eres especial tal como eres"- le dijo Silvana con ternura. Valentina secó sus lágrimas y sonrió tímidamente. A partir de ese momento, Valentina también se unió al grupo de amigos formado por Silvana y Juanito.
Juntos, aprendieron a aceptar las diferencias de cada uno y a valorar la amistad. Un día, Silvana recibió una carta misteriosa que decía: "Encontrarás un tesoro en el bosque". Emocionada por la aventura, decidió ir al bosque junto con sus amigos para descubrir qué había allí.
Al llegar al bosque, se encontraron con un árbol gigante y majestuoso. En su tronco, había una puerta pequeña que los invitaba a entrar.
Con curiosidad, abrieron la puerta y quedaron maravillados al ver un mundo lleno de magia y color. Cada paso que daban, descubrían nuevos tesoros: flores brillantes, animales encantadores y cascadas cristalinas. Pero el mayor tesoro de todos era el amor y la amistad que compartían entre ellos.
Después de vivir muchas aventuras en ese mundo mágico, decidieron regresar a casa. Silvana sabía que su don especial no era solo para ella, sino también para compartirlo con los demás.
Así fue como Silvana se convirtió en una niña inspiradora para todos aquellos que tuvieron la suerte de conocerla. Su dulzura, fortaleza y sabiduría tocaban los corazones de las personas y les recordaban lo hermosa que es la vida cuando se vive con amor y amistad.
Y así termina esta historia llena de magia y enseñanzas donde Silvana nos muestra cómo superar obstáculos con valentía e iluminar el mundo con nuestra propia luz interior.
FIN.