La luz de Tomás
En un pequeño pueblo llamado Brightville vivía un niño llamado Tomás, apasionado por la ciencia y la experimentación. Siempre curioso, pasaba horas investigando en su laboratorio casero.
Un día, mientras leía sobre grandes inventores, descubrió la historia de Thomas Edison y su invención de la bombilla eléctrica. Fascinado por esta hazaña, decidió que él también quería crear algo tan revolucionario. Tomás se puso manos a la obra y comenzó a experimentar con diferentes materiales para lograr su objetivo.
Pasaron días enteros probando y fallando, pero él no se daba por vencido. Un amigo cercano, Lucas, lo visitaba frecuentemente y observaba con admiración el empeño de Tomás.
Un día, al verlo desanimado por otro intento fallido, Lucas decidió animarlo. "¡No te rindas, Tomás! Recuerda lo que dijo Thomas Edison: "No he fracasado. Simplemente he encontrado 10. 000 maneras que no funcionan"". Estas palabras resonaron en Tomás y lo motivaron a seguir adelante.
Decidió enfocarse en cada error como una oportunidad de aprendizaje en lugar de una derrota.
Después de muchas pruebas y errores, finalmente llegó el momento esperado: ¡la bombilla se encendió! Tomás había logrado su objetivo gracias a su perseverancia y pasión por la ciencia. Lucas lo abrazó emocionado: "¡Lo lograste, amigo! Eres un verdadero inventor como Thomas Edison". Tomás sonrió orgulloso y supo que este era solo el comienzo de muchas más aventuras científicas.
Desde ese día, inspiró a otros niños del pueblo a seguir sus sueños y nunca rendirse ante los desafíos.
Y así fue como el pequeño Tomás de Brightville se convirtió en un gran inventor gracias a su determinación y valentía para enfrentar los obstáculos con creatividad e ingenio.
FIN.