La Luz del Amor


Había una vez en un pequeño pueblo de Argentina, dos jóvenes llamados Martina y Juan que estaban profundamente enamorados. Sin embargo, sus familias no aprobaban su relación y decidieron separarlos.

Martina vivía en una casa cerca de la plaza principal del pueblo, mientras que Juan vivía al otro lado del río. A pesar de estar separados, encontraron la manera de comunicarse y demostrarse su amor a través de mensajes.

Cada noche, cuando el sol se ocultaba y las estrellas comenzaban a brillar en el cielo, Martina encendía una lámpara especial en su ventana. Esta luz iluminaba todo su cuarto y era la señal para Juan de que ella estaba pensando en él.

Como respuesta, Juan dejaba una piedra debajo del árbol más grande cerca del río. Era su forma de decirle a Martina que también pensaba en ella todo el tiempo.

Esta tradición continuó durante meses y cada noche ambos jóvenes esperaban ansiosos ver la señal del otro. La luz brillante desde la ventana de Martina y la piedra debajo del árbol eran como un lenguaje secreto entre ellos dos.

Sin embargo, hubo una noche oscura y tormentosa en la que Martina no pudo encender la lámpara debido a un corte repentino de energía eléctrica. Ella se preocupó mucho porque sabía lo importante que era para Juan verla iluminada cada noche.

Juan esperó pacientemente bajo el árbol junto al río durante horas, pero no llegó ninguna piedra esta vez. Se sintió triste e inquieto por no recibir ninguna señal de Martina esa noche. Al día siguiente, decidieron encontrarse en secreto en la plaza principal del pueblo.

Martina le contó a Juan sobre el fallo de electricidad y cómo no pudo encender la lámpara. Juan le explicó que esperó debajo del árbol, pero al no ver ninguna piedra, pensó que ella ya no sentía lo mismo por él.

Ambos jóvenes se dieron cuenta de que necesitaban encontrar una forma más confiable de comunicarse y hacerle frente a los obstáculos que sus familias habían puesto en su camino. Decidieron escribirse cartas y entregárselas personalmente en un lugar secreto cerca del río.

De esta manera, podrían asegurarse de que sus mensajes llegaran directamente a las manos del otro sin depender de señales externas. Con el tiempo, Martina y Juan lograron superar todos los desafíos que enfrentaron juntos.

Aprendieron la importancia de la comunicación clara y directa para mantener viva su relación.

La historia de Martina y Juan se convirtió en leyenda dentro del pueblo, enseñando a todos que el amor verdadero puede superar cualquier obstáculo si hay confianza, perseverancia y una buena comunicación. Y así fue como Martina y Juan demostraron al mundo entero que el amor es capaz de iluminar incluso las noches más oscuras, sin necesidad de lámparas ni piedras.

Dirección del Cuentito copiada!