La luz del perdón
Había una vez en un pequeño pueblo irlandés llamado Carrick, donde la alegría y la felicidad llenaban las calles en la noche de Año Nuevo.
Los niños reían mientras jugaban con fuegos artificiales y los adultos bailaban al son de la música tradicional. Pero en medio de toda esa diversión, había alguien que no compartía el espíritu festivo. En lo más profundo de su corazón oscuro, vivía una mujer llamada Morgana.
Era conocida por ser amarga y resentida con todos a su alrededor. Siempre estaba buscando maneras de hacerle daño a los demás, solo para sentirse mejor consigo misma.
Morgana había sido marginada por el pueblo debido a su mal comportamiento y nadie quería tener trato con ella. Esto solo aumentaba su odio hacia los demás y alimentaba su deseo de venganza. Aquella noche, mientras todos celebraban en las calles, Morgana se encontraba escondida en su casa planeando algo siniestro.
Había decidido arruinar la fiesta del Año Nuevo para todos aquellos que tanto disfrutaban. Con una mirada malévola en sus ojos, Morgana comenzó a idear un plan para sembrar el caos en Carrick. Sabía que necesitaba algo sorprendente y completamente inesperado.
Entonces se le ocurrió una idea: ¿Qué tal si apagaba todas las luces del pueblo? Sin iluminación, no habría bailes ni risas; solo confusión y miedo entre los habitantes.
Decidida a llevar adelante su plan retorcido, Morgana salió sigilosamente de su casa llevando consigo una gran cantidad de velas. Se dirigió a la plaza principal, donde se encontraba el poste central que suministraba energía a todo el pueblo.
Con manos temblorosas pero llenas de malicia, Morgana comenzó a apagar todas las luces del pueblo. Una por una, las calles quedaron sumidas en la oscuridad. Sin embargo, justo cuando Morgana estaba a punto de apagar la última luz, algo sorprendente ocurrió.
Desde lo alto del campanario de la iglesia sonó un estruendoso "¡Pum!" y un destello iluminó el cielo nocturno. Todos los habitantes del pueblo se asustaron y corrieron hacia la plaza para ver qué había sucedido.
En medio de toda esa confusión, apareció un pequeño niño llamado Liam. Liam tenía tan solo ocho años pero era conocido por su sabiduría y bondad. Al ver que Morgana estaba detrás de todo aquello, decidió enfrentarla con valentía.
"¡Morgana! ¿Por qué haces esto? El Año Nuevo debería ser un momento de alegría y amor entre todos nosotros", exclamó Liam con voz firme pero amable. Morgana miró al niño con rabia en sus ojos oscuros. Pero luego sintió algo que no había sentido en mucho tiempo: remordimiento.
Las palabras sinceras y llenas de compasión de Liam habían tocado su corazón endurecido. "Lo siento", murmuró Morgana mientras las lágrimas corrían por sus mejillas-. "He sido egoísta y he hecho daño a los demás para sentirme mejor conmigo misma".
Liam extendió su pequeña mano hacia Morgana y le dijo: "Aún es tiempo de cambiar, Morgana. Deja atrás el odio y la venganza, y descubre la alegría que puede traer consigo el amor".
Morgana tomó la mano de Liam con cautela y sintió un cálido abrazo en su corazón. Decidió dejar atrás su plan siniestro y comenzar a vivir una vida llena de bondad y compasión.
A medida que las luces del pueblo se encendían nuevamente, los habitantes se acercaron a Morgana para perdonarla por sus acciones pasadas. Juntos, celebraron el Año Nuevo con más alegría y felicidad que nunca antes. Desde aquel día, Carrick se convirtió en un lugar lleno de amabilidad y respeto mutuo.
Y todo gracias al valiente niño llamado Liam, quien enseñó a Morgana el verdadero significado del perdón y la redención.
Y así termina nuestra historia, recordándonos que siempre hay esperanza para aquellos que están dispuestos a cambiar y abrir sus corazones al amor.
FIN.