La luz del trabajo en equipo



Había una vez seis valientes mineros que trabajaban en un túnel profundo, excavando la tierra con sus picos y palas. Eran amigos y se cuidaban mutuamente mientras realizaban su labor.

Uno de ellos, llamado Tito, siempre llevaba consigo una linterna extra brillante que iluminaba el camino por delante. Un día, mientras estaban trabajando en el túnel, escucharon un fuerte estruendo y todo a su alrededor comenzó a temblar.

¡Un derrumbe! Gritaron alarmados mientras veían cómo la salida quedaba bloqueada por toneladas de rocas y tierra. "¡Estamos atrapados!", exclamó Martín con angustia. "Tranquilos chicos, debemos mantener la calma", dijo Tito con voz firme. "Lo primero que debemos hacer es revisar cuánto oxígeno nos queda".

Rápidamente comprobaron los medidores y se dieron cuenta de que tenían apenas tres horas de aire para sobrevivir. "¿Qué vamos a hacer ahora?", preguntó Juan preocupado. "Tenemos que buscar una solución juntos", respondió Laura con determinación.

"Quizás haya alguna otra salida o forma de pedir ayuda". Los mineros empezaron a explorar el túnel en busca de una posible salida, pero todo parecía estar bloqueado. Las horas pasaban rápidamente y el oxígeno disminuía sin cesar.

"No podemos rendirnos", dijo Pedro con esperanza. "Debemos encontrar una manera de salir". Fue entonces cuando Tito recordó algo importante: en uno de los sectores del túnel había una antigua veta abandonada que podría llevarlos a un lugar seguro.

Sin pensarlo dos veces, decidieron seguir ese camino aunque significara adentrarse en lo desconocido. El camino era oscuro y peligroso, pero los mineros avanzaron con valentía guiados por la luz de la linterna de Tito.

De repente, encontraron una puerta metálica oxidada que parecía ser la entrada a la veta abandonada. Con esfuerzo lograron abrir la puerta y se adentraron en ella, descubriendo un pasadizo secreto que los llevaría directamente hacia afuera del túnel colapsado.

"¡Lo logramos!", exclamó emocionado Pablo al ver la luz del sol filtrándose por un pequeño agujero en el techo del pasadizo. Los mineros empujaron juntos las rocas y finalmente lograron abrirse paso hacia la superficie.

Respiraron profundamente el aire fresco y se abrazaron felices al haber escapado del peligro gracias a su trabajo en equipo y determinación. Desde ese día, los seis mineros aprendieron que nunca debían rendirse ante las adversidades y que siempre podían encontrar soluciones si trabajaban juntos con valentía y perseverancia.

FIN.

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