La luz en la niebla
El búho caminaba tranquilamente por el bosque, disfrutando de la noche y de la luz que le daban las estrellas. Pero de repente, algo llamó su atención: una extraña luz brillaba en el cielo.
- ¿Qué será eso? -se preguntó el búho mientras volaba hacia la fuente de la luz. Cuando llegó al lugar, descubrió que era la luna saliendo entre las nubes.
Y no solo eso, sino que además estaba rodeada de pequeñas luces brillantes que danzaban a su alrededor. - ¡Qué hermoso! -exclamó el búho emocionado-. Nunca había visto algo así.
De pronto, una voz a su espalda lo hizo sobresaltar:- ¿Te gusta lo que ves? Era un sapo muy sabio que vivía cerca del bosque y conocía todos sus secretos. - Sí, es maravilloso -respondió el búho aún asombrado-. ¿Pero qué son esas luces? El sapo sonrió y se acercó al búho para explicárselo:- Son luciérnagas.
Cada noche salen a bailar alrededor de la luna para iluminar su camino. Es un espectáculo magnífico. El búho quedó impresionado por lo que acababa de escuchar y decidió quedarse a verlo todo.
Mientras tanto, los animales del bosque empezaron a llegar uno tras otro para admirar también aquel fenómeno tan especial. Pero entonces ocurrió algo inesperado: una densa niebla comenzó a cubrir poco a poco todo el bosque hasta hacerlo desaparecer completamente de la vista. - ¡Oh no! -exclamó el búho preocupado-.
¿Y ahora qué haremos? Fue entonces cuando el sapo tomó la palabra nuevamente:- No te preocupes, amigo. Siempre hay una luz que nos guía en los momentos más oscuros. - ¿De qué hablas? -preguntó el búho sin entender.
El sapo sonrió otra vez y señaló hacia arriba:- Mira allí, justo encima de la niebla. Es la luna. Aunque no podamos verla, ella sigue ahí iluminando nuestro camino. Solo tenemos que confiar en ella y seguir adelante.
El búho entendió lo que le decía el sapo y se sintió reconfortado por sus palabras. Así que juntos, todos los animales del bosque siguieron caminando con paso firme hasta encontrar su camino de regreso a casa.
Desde entonces, cada noche el búho volaba alrededor del bosque para admirar las luciérnagas bailando alrededor de la luna. Y siempre recordaba las sabias palabras del sapo: "Siempre hay una luz que nos guía en los momentos más oscuros".
FIN.