La luz en la oscuridad



Había una vez un niño llamado Juan, que tenía un gran miedo a la oscuridad. Todas las noches, al llegar la hora de dormir, su habitación se llenaba de sombras y su corazón latía con fuerza.

Siempre pedía a sus padres que dejaran encendida una luz tenue para poder conciliar el sueño. Una noche, después de quedarse dormido, Juan comenzó a soñar.

En su sueño se encontraba en un bosque oscuro y tenebroso, rodeado de árboles altos que parecían susurrarle al oído. El miedo lo invadió por completo y sintió ganas de llorar. De repente, una pequeña luciérnaga apareció frente a él. Su brillo era suave y cálido, y parecía iluminar todo a su alrededor.

Juan se acercó lentamente y la luciérnaga le dijo con voz amable: "No temas a la oscuridad, querido Juan. A veces es en los momentos más oscuros cuando podemos ver la luz con mayor claridad".

Juan se sorprendió al escuchar estas palabras. Nunca antes había pensado en la oscuridad de esa manera. La luciérnaga lo invitó a seguirla por el bosque y juntos exploraron rincones mágicos donde las sombras bailaban al ritmo del viento.

"¿Por qué siempre tuve tanto miedo a la oscuridad?", preguntó Juan con curiosidad. "Porque aún no habías descubierto todo lo maravilloso que puede esconder", respondió la luciérnaga. "¡Es cierto! Ahora me siento valiente y curioso por explorar más", exclamó Juan emocionado.

Caminaron juntos hasta llegar a un claro en el bosque donde miles de luciérnagas brillaban como estrellas en el cielo nocturno. La magia del momento llenó el corazón de Juan de alegría y gratitud.

Al despertar, Juan sintió paz en su interior. Había comprendido que la oscuridad no era algo malo, sino simplemente diferente. Esa misma noche apagó la luz antes de dormir y cerró los ojos con una sonrisa en los labios.

A partir de ese día, Juan dejó atrás su miedo a la oscuridad y aprendió a verla como parte natural del ciclo día-noche. Cada noche antes de dormir recordaba el hermoso sueño que lo había guiado hacia esa revelación.

Y así, entre luces y sombras, Juan siguió creciendo llenando cada rincón de su vida con valentía e imaginación, sabiendo que incluso en los momentos más oscuros siempre habría una luz esperando ser descubierta.

FIN.

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