La luz en la oscuridad
Había una vez, en un pequeño pueblo de Argentina, una gatita llamada Ñoqui.
Era una gatita muy traviesa y juguetona, pero tenía un gran miedo: ¡le tenía pánico a la oscuridad! Cada noche, cuando llegaba la hora de dormir, Ñoqui se escondía debajo de la cama y no salía hasta que amanecía. Su hermano mayor, Liam, estaba preocupado por ella. Él sabía que el miedo de Ñoqui no era algo bueno para su hermanita.
Así que decidió hacer algo al respecto. Un día, mientras jugaban en el jardín trasero de su casa, Liam le dijo a Ñoqui: "-Hermanita, tengo una idea para ayudarte con tu miedo a la oscuridad.
"Ñoqui levantó sus orejitas y lo miró con curiosidad. "-¿En serio? ¿Qué podemos hacer?" preguntó ella. Liam sonrió y respondió: "-Vamos a jugar al juego del escondite en la oscuridad. Verás cómo te divertirás tanto que ya no tendrás miedo.
"Esa misma noche, cuando todos estaban listos para irse a dormir, Liam apagó todas las luces de la casa. La habitación quedó sumida en total oscuridad. "-¡Es hora de jugar!" exclamó emocionado.
Los dos hermanitos comenzaron a correr por toda la casa como locos tratando de encontrar el mejor escondite. A pesar del miedo inicial de Ñoqui, poco a poco fue sintiéndose más cómoda en la oscuridad mientras buscaba un buen escondite.
Después de un rato, Liam gritó: "-¡Listo o no, allá voy!" y comenzó a buscar a Ñoqui. La gatita se quedó quieta en su escondite, aguantando la risa mientras escuchaba los pasos de su hermano acercándose.
De repente, Liam encendió una linterna y apuntó hacia el lugar donde estaba Ñoqui. Ella se asustó al principio, pero luego se dio cuenta de que la luz de la linterna no era algo malo.
Al contrario, era como si esa pequeña luz le diera seguridad en medio de la oscuridad. Liam sonrió y dijo: "-¿Ves? No hay nada que temer en la oscuridad. ¡Es solo diversión!"Ñoqui asintió con entusiasmo y exclamó: "-Tienes razón, Liam. La oscuridad no es tan mala después de todo.
"A partir de ese día, Ñoqui ya no tenía miedo a la oscuridad. Aprendió que incluso en los momentos más oscuros siempre habría una pequeña luz para guiarla.
Los dos hermanitos siguieron jugando al juego del escondite en la oscuridad todas las noches antes de irse a dormir. Y cada vez que lo hacían, Ñoqui sentía cómo su valentía crecía más y más. Con el tiempo, Ñoqui se convirtió en una gatita valiente y segura de sí misma.
Ya no tenía miedo a la oscuridad porque sabía que siempre había una luz esperándola al final del camino.
Y así fue como Liam ayudó a su hermanita a superar su miedo a la oscuridad, demostrándole que el juego y la diversión pueden ser una gran herramienta para enfrentar nuestros temores. Juntos, Ñoqui y Liam aprendieron que no hay nada que no puedan hacer cuando se apoyan mutuamente. Y así, con valentía y amor fraternal, vivieron felices para siempre.
FIN.