La luz en la oscuridad


Había una vez un niño llamado Lucas, quien vivía en un pequeño pueblo rodeado de bosques misteriosos. Lucas era valiente y aventurero, pero tenía un gran temor: el temor a la oscuridad.

Todas las noches, antes de dormir, Lucas revisaba debajo de su cama, dentro del armario y detrás de las cortinas para asegurarse de que no hubiera nada que lo asustara. Pero había algo más que lo inquietaba profundamente: el rumor sobre Slenderman.

Slenderman era una figura alta y esbelta que supuestamente acechaba en los bosques cercanos al pueblo. Se decía que se llevaba a los niños malos o traviesos durante la noche.

Aunque nadie realmente había visto a Slenderman, muchos hablaban sobre él con miedo. Una noche, mientras Lucas estaba acostado en su cama leyendo un libro bajo la tenue luz de su lámpara, escuchó un ruido extraño proveniente de fuera de su ventana.

Su corazón comenzó a latir rápidamente y sus manos sudaban frío. Lentamente se levantó para ver qué estaba pasando. Cuando abrió la ventana con mucho cuidado, vio algo sorprendente: ¡era Slenderman! La figura alta y oscura estaba parada justo afuera del cristal mirándolo fijamente con sus ojos vacíos.

Lucas sintió pánico en ese momento. No sabía qué hacer ni cómo protegerse del temido ser. Pero entonces recordó algo muy importante: su madre siempre le decía que enfrentar los miedos era el primer paso para superarlos.

Con valentía, Lucas decidió enfrentar a Slenderman. Se acercó lentamente a la ventana y, temblando, le dijo: "Hola, Slenderman. Sé que tienes fama de ser peligroso, pero no quiero tener miedo de ti.

¿Puedes contarme por qué asustas a las personas?"Slenderman pareció sorprendido por las palabras del niño y bajó sus manos largas y delgadas. En un tono suave y siniestro, respondió: "Siempre he sido temido porque soy diferente.

Pero eso no significa que sea malvado o quiera hacer daño a los demás". Lucas se sintió intrigado por la respuesta de Slenderman y decidió preguntarle más cosas. "¿Por qué te escondes en los bosques? ¿Qué haces allí?", cuestionó el niño.

Slenderman miró hacia el horizonte antes de responder: "Soy un guardián de los secretos del bosque. Protejo la naturaleza y a todas las criaturas que viven en él.

Mi apariencia puede asustar, pero mi objetivo es mantener el equilibrio entre lo oscuro y lo luminoso". El niño comprendió entonces que Slenderman no era tan terrible como todos pensaban. Descubrió que ese ser extraño solo quería proteger algo valioso para todos.

A partir de esa noche, Lucas dejó de tener miedo cuando escuchaba historias sobre Slenderman o cuando veía sombras en su habitación durante la noche. Había aprendido una gran lección: nunca juzgar a alguien solo por su apariencia.

Con el tiempo, Lucas se convirtió en un joven valiente y aventurero que exploraba los bosques junto a Slenderman. Juntos, descubrieron la belleza de la naturaleza y enseñaron a los demás que no debían temer lo desconocido.

Y así, Lucas demostró que el miedo no tenía poder sobre él y que siempre se puede encontrar amistad en aquellos que parecen diferentes. Aprendió a valorar las diferencias y a enfrentar sus miedos con valentía, convirtiéndose en un ejemplo para todos los niños del pueblo.

Desde entonces, cada vez que alguien mencionaba a Slenderman, Lucas sonreía y contaba su historia inspiradora de amistad y superación.

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