La luz en la oscuridad
Había una vez un niño llamado Hugo que vivía en un pequeño pueblo rodeado de montañas. A pesar de ser valiente y aventurero durante el día, tenía un gran temor a la oscuridad.
Cada noche, cuando llegaba la hora de dormir, Hugo se escondía debajo de las sábanas y no podía conciliar el sueño. Un día, mientras jugaba en el parque con sus amigos Lucas y Martina, Hugo les confesó su miedo.
Lucas y Martina eran muy comprensivos y decidieron ayudarlo a superarlo. "No te preocupes, Hugo", dijo Lucas con una sonrisa amigable. "Vamos a encontrar una solución juntos". Martina asintió con entusiasmo y sugirió: "Podríamos buscar información sobre la oscuridad para entenderla mejor".
Los tres amigos se pusieron manos a la obra e investigaron en libros y en internet. Descubrieron que la oscuridad era simplemente la ausencia de luz, que no había nada peligroso oculto en ella.
"¡Es solo falta de luz!", exclamó Hugo emocionado al enterarse del descubrimiento. Pero aunque ahora sabían más acerca de la oscuridad, eso no eliminaba por completo el miedo de Hugo. Así que decidieron probar algo nuevo: hacerle frente al miedo directamente.
Una noche, los tres amigos se reunieron en casa de Hugo para llevar a cabo su plan valiente. Se apagaron todas las luces del cuarto hasta quedarse completamente oscuro. "Respira profundo", dijo Martina tranquilizándolo. "Estamos aquí contigo".
Lucas encendió una linterna y comenzó a moverla lentamente de un lado a otro. La luz parpadeante creaba sombras en las paredes, pero Hugo se dio cuenta de que no había nada amenazante en ellas.
"¡Miren!", exclamó Hugo señalando hacia una esquina del cuarto. "¡Es solo mi peluche!"Los tres amigos rieron al darse cuenta de que la oscuridad solo podía ocultar cosas familiares y amigables.
Después de esa noche, Hugo se sintió más valiente cada vez que llegaba la hora de dormir. Ya no tenía miedo a la oscuridad porque sabía que detrás de ella siempre estarían sus amigos y cosas conocidas. Con el tiempo, Hugo incluso comenzó a disfrutar las noches tranquilas y silenciosas.
Descubrió que podía imaginar historias increíbles antes de dormir, dejando volar su imaginación sin ningún tipo de temor. Y así, gracias al apoyo incondicional de Lucas y Martina, Hugo superó su miedo a la oscuridad.
Aprendió que enfrentar los miedos con valentía y rodeado de buenos amigos era la mejor manera de vencer cualquier obstáculo en su camino.
Desde aquel día, Hugo siempre recordaría esa lección: nunca hay que tenerle miedo a la oscuridad porque siempre hay una luz brillando en algún lugar cercano.
FIN.