La luz interior de Mateo


Había una vez un niño llamado Mateo que vivía en un pequeño pueblo junto al mar. Mateo era muy curioso y siempre se preguntaba sobre el mundo que lo rodeaba.

Pero un día, cayó en el infierno de sus dudas. Mateo caminaba por las calles del pueblo con la mirada perdida y preocupada. Las sombras le susurraban cosas extrañas y confusas, haciéndolo sentir cada vez más desorientado.

No entendía qué estaba pasando y buscaba desesperadamente algo de luz en su interior para encontrar respuestas. Un día, mientras paseaba por la playa, encontró una vieja lámpara mágica enterrada en la arena blanca y pura.

Sin pensarlo dos veces, frotó la lámpara con todas sus fuerzas, ¡y apareció un genio! El genio le dijo a Mateo: "Has despertado mi poderoso espíritu con tu deseo sincero de encontrar respuestas. Te concederé tres deseos para ayudarte a salir de este infierno de dudas".

Mateo no podía creerlo y rápidamente formuló su primer deseo: "Deseo entender las sombras que me susurran cosas confusas". En ese momento, las sombras se convirtieron en pequeños seres luminosos que comenzaron a explicarle todo lo que él necesitaba saber.

Mateo aprendió sobre el poder de los pensamientos negativos y cómo alejarlos para dejar espacio a los positivos. Con su segundo deseo, Mateo pidió: "Quiero encontrar mi punto de luz interior".

Entonces, una brillante estrella descendió del cielo y se instaló dentro del corazón de Mateo. A partir de ese momento, Mateo se sintió lleno de confianza y esperanza. Descubrió que su punto de luz interior era su amor por el mar y la naturaleza.

Finalmente, con su último deseo, Mateo dijo: "Deseo compartir mi edén con todos los niños del mundo". De repente, el pequeño pueblo junto al mar se transformó en un lugar mágico donde todos los niños podían disfrutar del mar, las playas y la arena blanca y pura.

Los niños llegaban desde todas partes para jugar juntos y aprender sobre la importancia de cuidar el medio ambiente.

Mateo se convirtió en un gran líder para los niños y les enseñó a enfrentar sus dudas como él lo había hecho. Les recordaba que siempre hay una luz dentro de ellos que puede guiarlos incluso en los momentos más oscuros. Y así, Mateo encontró su propósito ayudando a otros a encontrar respuestas en medio de sus dudas.

Aprendió que no hay nada más valioso que compartir nuestra luz interior con aquellos que más lo necesitan.

Desde aquel día, el pequeño pueblo junto al mar se convirtió en un refugio inspirador y educativo para todos los niños del mundo. Y Mateo vivió feliz sabiendo que había encontrado su edén no solo para él sino también para muchos otros. Y colorín colorado, esta historia ha terminado pero la magia sigue viva dentro de cada uno de nosotros.

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