La luz que venció a la sombra



Había una vez en un pequeño pueblo llamado Villa Sombra, donde reinaba la tranquilidad y la alegría. Sin embargo, algo oscuro estaba a punto de perturbar la paz que allí habitaba.

Un monstruo negro con ojos rojos, garras afiladas y velos misteriosos se había adueñado de las sombras. Este monstruo era conocido como "Sombrío" y su presencia causaba temor entre los habitantes del pueblo.

Se decía que atacaba a quienes se aventuraban cerca de las sombras, dejando rastros de oscuridad en sus corazones. -¡Tenemos que hacer algo! -exclamó Martina, una niña valiente y curiosa-. No podemos dejar que Sombrío nos robe nuestra felicidad. Martina decidió buscar ayuda entre sus amigos para enfrentar al monstruo.

Primero encontró a Mateo, un chico inteligente y astuto. -Mateo, necesitamos encontrar una forma de derrotar a Sombrío -dijo Martina con determinación. Mateo pensó durante unos momentos y luego sonrió:-Tengo una idea.

Si el monstruo vive en las sombras, debemos llenar cada rincón del pueblo con luz brillante para ahuyentarlo. Martina asintió emocionada por la idea y juntos comenzaron a planear cómo iluminar Villa Sombra. Convocaron a todos los niños del pueblo para ayudarlos en su misión.

Día tras día, los niños recolectaron linternas brillantes, faroles coloridos y luces resplandecientes. Trabajaron arduamente colocando luces por todas partes: calles, parques, casas y hasta en los árboles. Finalmente, llegó el día en que Villa Sombra se iluminó como nunca antes.

Las luces brillaban tan intensamente que las sombras desaparecieron por completo. -¡Lo logramos! -exclamó Mateo emocionado-. Sombrío no podrá resistir tanta luz. Pero justo cuando creían haber vencido al monstruo, algo inesperado sucedió.

Sombrío apareció ante ellos más grande y poderoso que nunca. -¿Qué haremos ahora? -preguntó Martina preocupada. Entonces, un niño llamado Santiago se acercó a ellos con una sonrisa en el rostro:-No podemos luchar contra la oscuridad utilizando solo la luz externa.

Debemos encontrar la luz dentro de nosotros mismos para derrotar a Sombrío. Los niños reflexionaron sobre las palabras de Santiago y comprendieron que debían enfrentar sus propios temores y llenarse de valentía y esperanza.

Juntos, se tomaron de las manos y cerraron los ojos con fuerza. De repente, una cálida luz comenzó a emanar desde sus corazones. La luz era tan brillante que envolvió todo el pueblo y alcanzó incluso a Sombrío.

El monstruo comenzó a retroceder lentamente mientras gritaba de dolor. Finalmente, desapareció por completo dejando tras de sí un rastro de paz y felicidad en Villa Sombra. Desde ese día, los habitantes del pueblo aprendieron que siempre hay una forma de enfrentar nuestros miedos.

No importa cuán oscuro parezca el mundo, si encontramos la luz dentro de nosotros, siempre podremos superar cualquier obstáculo.

Y así, Villa Sombra volvió a ser un lugar lleno de alegría y esperanza, donde los niños jugaron y crecieron rodeados de luz y amor.

FIN.

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