La Maestra de los Militares
Era un día normal en el curso de 4to año de informática. Los alumnos estaban en hora libre, riendo y jugando a videojuegos en sus tablets, sin preocuparse de que pasaba en el pasillo del colegio. Uno de ellos, Tomás, había logrado un nuevo récord en su juego favorito, y se encontraba festejando con sus amigos:
"¡Miren chicos, logré el nivel 10! ¡Soy un genio!"
Pero, de repente, la puerta se abrió de golpe y entró la emblemática directora Karina Nahuel, con su cabello recogido y una mirada seria que lograba poner nerviosos a todos.
"¡Silencio! ¿Qué es esto? ¡Hora libre no significa anarquía! Necesito que se alineen en fila para hacer una revisión de su comportamiento. ¡Uno por uno!"
Los estudiantes se miraron entre sí, nerviosos. Aunque sabían que la directora no estaba allí para revisar sus trabajos en informática, tampoco podían saber qué era lo que buscaba tratarles.
"Pero directora, ¡solo estábamos un poquito distraídos!" - se animó a decir Sofía, una de las más valientes del grupo.
"Distraídos no es lo mismo que comportados. Quiero ver cómo están de elegancia, actitud y, por supuesto, revisaremos su material escolar" - respondió karina, cruzando los brazos.
Los chicos comenzaron a alinearse uno a uno, intentando mostrar su mejor actitud.
El primero en pasar fue Martín, que siempre estaba con su gorra al revés.
"¿Y vos? ¿Qué tenés en la mochila?" - preguntó la directora, con el ceño fruncido.
"Libros y... unas galletitas, directora" - contestó tímidamente.
Continuando la revisión, la directora encontró, de manera inesperada, que Martín había llevado un libro de cómo hacer un video tutorial.
"¿Esto qué es? ¿Estás planeando hacer tutoriales de informática?"
"Sí... me gustaría enseñarles a los chicos lo que yo se." - dijo él, con algo de timidez.
La mirada de la directora se suavizó un poco, e hizo un gesto para que pasara el siguiente.
El siguiente fue Sofía, quien llevaba una colección de stickers de matemáticas.
"¿Y esto?" - inquirió Karina, sorprendida.
"Son stickers que hice para decorar mis cuadernos y motivar a mis compañeros. ¡Yo creo que aprender puede ser divertido!" - respondió ella con una sonrisa.
"Tienes razón. Pero no olvides que, aunque se puede aprender divirtiéndose, lo importante es también el respeto por el conocimiento y los compañeros." - dijo la directora, moviendo la cabeza positivamente.
Así pasaban uno por uno, hasta que llegó el turno de Tomás, que seguía un poco nervioso después de todo lo que había ocurrido.
"¿Qué tenés para mostrar, Tomás?" - preguntó la directora.
"Eh... Solo mis juegos, directora" - balbuceó, incluso había olvidado el récord.
"¿Y no pretenderás que esos juegos sean más importantes que tus estudios, verdad?" - inquirió Karina más dura.
"No, no, claro que no! Solo que... me gusta jugar con mis amigos después de estudiar!" - contestó Tomás.
"A veces la diversión amenaza con quitar la importancia del estudio si no se sabe equilibrar, ¿no creen?"
"Sí, sí..." - murmuran todos.
Después de que cada uno pasó la revisión, la directora finalmente sonrió y les dijo:
"Me alegro de ver lo creativos que pueden ser, pero no olviden que estudiar también se puede hacer con responsabilidad. Recuerden que lo que aprenden hoy los llevará lejos en el futuro. Ahora, ¡a su lugar, que esta revisión es solo para recordarles lo grandiosos que pueden llegar a ser!"
Los alumnos se sintieron aliviados y comenzaron a hablar entre sí, ideas y sueños sobre lo que querían ser en el futuro empezaron a fluir como un río desbordado.
"¿Y si hacemos un canal de YouTube para subir tutoriales de cosas que nos gustan?" - sugirió Sofía.
"¡Sí! En vez de solo jugar, podríamos hacer algo útil, divertirnos y aprender juntos!" - exclamó Martín con brillo en los ojos.
Y así, tras aquella inesperada revisión, los chicos tomaron la iniciativa de unirse en sus esfuerzos, empezando una aventura que ellos mismos no esperaban, convirtiendo sus conocimientos en un proyecto que los motivaría hasta el final del año. La directora, lejos de ser sólo una figura de autoridad, se convirtió en un gran apoyo, recordándoles que, a veces, las dificultades pueden abrigar oportunidades inesperadas para crecer y aprender juntos.
FIN.