La maestra de los sueños coloridos
Había una vez en la Escuela Primaria "Sueños Felices", un grupo de amigos muy curiosos y divertidos: Martina, Juan, Sofía, Tomás y Lucía.
Ellos siempre estaban dispuestos a aprender cosas nuevas y a ayudarse mutuamente en todo lo que necesitaran. Un día llegó a la escuela una nueva maestra llamada Esi. Ella era diferente a las demás maestras que habían tenido antes, ya que les enseñaba sobre emociones, respeto, diversidad y cuidado del cuerpo.
Al principio, los chicos se sorprendieron un poco con sus clases, pero pronto descubrieron lo interesantes y útiles que eran. "Buenos días, chicos. Hoy vamos a hablar sobre la importancia de expresar lo que sentimos", dijo Esi con una sonrisa cálida.
Los niños prestaron mucha atención mientras Esi les explicaba cómo identificar sus emociones y cómo comunicarlas de manera asertiva. A partir de ese día, comenzaron a compartir más entre ellos cómo se sentían y a apoyarse en los momentos difíciles.
Un día, Martina estaba triste porque su mascota había enfermado y no sabía qué hacer. Fue entonces cuando recordó lo que Esi les había enseñado sobre la empatía.
Los demás amigos se acercaron a ella para consolarla y ofrecerle su ayuda. "Martina, estamos aquí para acompañarte en este momento difícil. Puedes contar con nosotros", dijo Juan con ternura.
Gracias al apoyo de sus amigos, Martina se sintió mejor y aprendió la importancia de no guardar sus emociones solo para ella misma. Otro día, durante el recreo, Sofía vio a unos niños burlándose de Tomás por ser diferente. Sin dudarlo un segundo, recordó lo que Esi les había enseñado sobre el respeto hacia la diversidad.
"¡Alto! No está bien burlarse de alguien por ser distinto. Todos somos únicos y merecemos respeto", exclamó Sofía valientemente. Los demás niños reflexionaron sobre las palabras de Sofía y se disculparon con Tomás por su comportamiento inapropiado.
Desde ese día, aprendieron a valorar las diferencias como algo positivo que enriquece su amistad.
Con el paso del tiempo, los niños fueron aplicando todas las enseñanzas de Esi en su vida diaria: cuidaban su cuerpo comiendo sano y haciendo ejercicio; mostraban empatía hacia quienes más lo necesitaban; practicaban el respeto hacia todos sin importar sus diferencias; y expresaban sus emociones sin miedo ni vergüenza.
La llegada de Esi había transformado la Escuela Primaria "Sueños Felices" en un lugar donde todos se sentían seguros siendo ellos mismos y donde cada uno era valorado por ser quien era.
Los niños comprendieron que aprender no solo se trataba de sumar números o leer cuentos, sino también de crecer como personas íntegras capaces de construir un mundo mejor juntos. Y colorín colorado este cuento ha terminado... ¡por hoy!
FIN.