La Maestra Gloria y el Misterio del Bosque Brillante



En un pequeño pueblo de la cordillera, donde las montañas parecían tocar el cielo, vivía la maestra Gloria Cunia Huamán. Era conocida por su creatividad y su manera especial de enseñar. Cada mañana, al abrir la puerta de su salón de clases, los ojos de los niños brillaban de curiosidad, listos para nuevas aventuras.

Un día, mientras explicaba las maravillas de la naturaleza, algo inusual ocurrió. "Señora, ¡hay un brillo extraño en el bosque!"- gritó Lucas, un niño con una gran imaginación.

Los demás niños se miraron entre ellos llenos de emoción. "¿Qué será?"- preguntó Sofía, que siempre soñaba con tesoros ocultos.

La maestra Gloria sonrió y, con su mirada soñadora, dijo: "¿Y si vamos a investigar? Aprenderemos sobre el bosquecito y sus secretos... ¡ven!"-

Así, tomaron sus mochilas, llenas de cuadernos y lápices, y se aventuraron hacia el bosque. Al llegar, se encontraron con un árbol luminoso que parecía brillar con colores nunca vistos. "¡Es hermoso!"- exclamó Lucas.

Al acercarse, un simpático zorro apareció. "Hola, niños. Soy Zorrito. Este es el Árbol de Sabiduría, y solo brilla para quienes tienen curiosidad en aprender. ¿Quieren saber sus secretos?"-

"¡Sí!"- gritaron todos al unísono.

Zorrito les propuso un reto. "Cada uno de ustedes deberá encontrar algo en el bosque que les enseñe una lección. Cuando lo traigan, el Árbol de Sabiduría les revelará su misterio."-

Los niños se dispersaron, cada uno buscando con entusiasmo. Sofía encontró una pluma de ave. "Esta pluma me enseña a ser libre y seguir mis sueños"- dijo al volver. El árbol iluminó un poco más su brillo.

Lucas, con su energía inagotable, encontró una piedra. "Esta piedra es fuerte y resistente. Aprendí que nunca debo rendirme"- afirmó. Nuevamente, el árbol brilló intensamente.

Finalmente, fue el turno de Martín, el más tímido del grupo. "No sé qué buscar..."- murmuró, sintiéndose agobiado. Pero Gloria se acercó y le dijo: "A veces, lo que buscamos está en nosotros mismos. ¡Confía en tu corazón!"-

Después de un rato, Martín se sentó bajo el árbol a pensar. Y fue en ese momento cuando vio una pequeña mariposa atrapada entre dos ramas. Con cuidado, la liberó. "¡Creo que aprendí a ayudar a otros!"- exclamó, sorprendido.

El árbol, emocionado, brilló con fuerza, mostrando un arco iris de colores. "¡Bien hecho! Cada uno de ustedes ha aprendido una lección valiosa. Ahora, la mayor enseñanza: el conocimiento se comparte. Enseñen a otros lo que descubrieron y verán crecer este bosque brillante."-

Los niños volvieron a la escuela con sus pequeñas enseñanzas, listas para compartir. Al llegar, la maestra Gloria los recibió con una sonrisa. "¿Qué trajeron de vuelta?"- preguntó.

Cada uno, emocionado, compartió su descubrimiento. "Y así, el Árbol de Sabiduría nos mostró que la curiosidad nos lleva a aprender, y lo que aprendemos debe ser compartido"- concluyó Gloria con orgullo.

Desde ese día, el bosque se volvió un lugar especial para todos en el pueblo. Y la maestra Gloria, con su apoyo y entusiasmo, hizo que cada lección, por pequeña que fuera, iluminara el aprendizaje de sus alumnos.

Y así, el bosque brilló más que nunca, como símbolo de que el conocimiento y la amistad son verdaderos tesoros que siempre deben compartirse, y que la curiosidad es la llave que abre las puertas del saber.

FIN.

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