La maestra más fea del mundo
En una pequeña escuela de un barrio humilde, todos los niños temían a la maestra más fea del mundo. Los padres la llamaban fea porque siempre se preocupaba por sus alumnos, les daba horas extras y los ayudaba en todo lo que podía. Pero lo que los padres no sabían era que la maestra era hermosa por dentro, donde importa realmente.
Un día, llegó a la escuela un nuevo niño llamado Lucas. Tenía un aspecto tímido y triste, y algunos niños empezaron a burlarse de él. La maestra más fea del mundo lo notó y decidió actuar. Se acercó a Lucas y le dijo: "No te preocupes, aquí estás a salvo. En esta clase somos una familia y siempre nos cuidamos unos a otros".
Desde ese día, la maestra más fea del mundo se convirtió en la mejor amiga de Lucas. Le ayudó a adaptarse a la escuela, le compró material escolar y hasta le preparó loncheras. Los demás niños veían cómo la maestra siempre estaba allí para cualquier necesidad, y poco a poco, cambiaron su opinión sobre ella.
Un mes después, llegó un día muy especial. La maestra les anunció a todos que organizarían un concurso de talentos en la escuela. Los niños estaban emocionados, pero Lucas estaba preocupado. Él tenía un gran talento para tocar el violín, pero siempre había sido demasiado tímido para mostrarlo.
La maestra más fea del mundo, al ver la expresión de Lucas, se acercó a él y le dijo: "Confío en ti, sé que puedes hacerlo. No permitas que el miedo te detenga". Con estas palabras, la maestra logró darle la confianza que necesitaba. El día del concurso, Lucas subió al escenario y tocó su violín de una manera maravillosa, dejando a todos boquiabiertos con su talento.
Desde ese día, los niños aprendieron que la verdadera belleza no está en el aspecto externo, sino en el corazón y en las acciones de las personas. Aprendieron a valorar a la maestra más fea del mundo, quien, a pesar de los comentarios negativos, siempre estuvo ahí para cuidar de ellos y enseñarles las lecciones más importantes de la vida.
FIN.