La maestra que iluminaba corazones
Había una vez en la Escuela Primaria "Los Patitos", una docente llamada Ledesme que era la favorita de todos los niños. Su alegría, creatividad y cariño conquistaban los corazones de sus alumnos desde el primer día de clases.
Un lunes por la mañana, cuando sonó el timbre para empezar las clases, los niños corrieron emocionados hacia el aula de la Seño Ledesme. Todos querían contarle cómo habían pasado el fin de semana y mostrarle sus dibujos y manualidades.
"¡Buenos días, chicos! ¿Cómo están hoy?" -saludó la Seño Ledesme con una sonrisa radiante. "¡Hola Seño! ¡Estamos muy bien y felices de verte!" -respondieron los niños al unísono.
La clase comenzó con una divertida actividad donde tenían que inventar un cuento en grupo. Los niños se organizaron en equipos y empezaron a dejar volar su imaginación. Había dragones, princesas, piratas y unicornios en cada historia que creaban.
Después del recreo, la Seño Ledesme les propuso hacer un experimento científico para aprender sobre mezclas y reacciones químicas. Los niños estaban fascinados mientras mezclaban colores, agua y vinagre para crear efervescencia.
"¡Miren qué divertido es aprender cosas nuevas juntos!" -exclamó la Seño Ledesme emocionada por el entusiasmo de sus alumnos. Pero justo cuando estaban por terminar el experimento, sonó la campana indicando que era hora de irse a casa. Los niños suspiraron decepcionados porque querían seguir aprendiendo con su querida docente.
"No se preocupen chicos, mañana seguiremos descubriendo cosas maravillosas juntos" -dijo Ledesme tranquilizándolos. Al día siguiente, durante la clase de matemáticas, uno de los niños tuvo dificultades para resolver un problema complicado.
La Seño Ledesme se acercó a él con paciencia y le explicó paso a paso cómo llegar a la solución. El niño sonrió al comprenderlo y todos aplaudieron emocionados por su logro.
Los días pasaron volando entre risas, juegos educativos y muchas aventuras en el aula de 2do grado con la inigualable Seño Ledesme como guía. Los padres notaron cómo sus hijos llegaban felices a casa contando todo lo que habían aprendido cada día gracias a esa maestra tan especial.
Y así, entre cuentos mágicos e experimentos fascinantes, los niños descubrieron que aprender puede ser algo increíble si se tiene a alguien como la Seño Ledesme guiándolos con amor y dedicación en cada paso del camino hacia el conocimiento.
FIN.