La Magia de Creer
Había una vez una niña llamada Luz, que vivía en un pequeño pueblo en Argentina. A diferencia de los demás niños, Luz tenía amigos muy especiales: Cacho, Quiché, Pinocho y Universo. Estos eran sus amigos imaginarios.
Un día, Luz se encontraba jugando en el parque con sus amigos imaginarios cuando vieron algo muy extraño en el cielo. Era una estrella fugaz que parecía estar cayendo directamente hacia ellos. - ¡Miren chicos! ¡Una estrella fugaz! -exclamó emocionada Luz.
La estrella cayó justo frente a ellos y se convirtió en un ser mágico llamado Chispín. Chispín era un duende travieso pero amable que les dijo:- Hola chicos, soy Chispín y he venido a concederles un deseo cada uno.
Luz y sus amigos imaginarios no podían creer lo que estaba sucediendo. Tenían la oportunidad de pedir cualquier cosa que quisieran. - Yo quiero ser valiente como un superhéroe -dijo Cacho emocionado.
- Yo quiero tener la capacidad de volar como los pájaros -dijo Quiché con entusiasmo. - Yo quiero convertirme en una marioneta real -añadió Pinocho ilusionado. - Y yo quiero conocer todos los secretos del universo -susurró Universo con asombro.
Chispín sonrió y accedió a cumplir los deseos de cada uno de ellos. Cacho se convirtió en SuperCacho, capaz de enfrentar cualquier temor sin dudarlo. Quiché obtuvo alas mágicas que le permitían volar por los cielos y descubrir nuevos lugares.
Pinocho se convirtió en un niño de verdad, libre de las ataduras de ser una marioneta. Y Universo adquirió el conocimiento infinito del universo. Luz, aunque estaba feliz por sus amigos, comenzó a sentirse triste porque ella no había pedido ningún deseo.
Pero Chispín la miró con ternura y le dijo:- Querida Luz, tú ya tienes algo especial dentro de ti. Tienes la capacidad de imaginar y crear cosas maravillosas. Eso es algo único y valioso.
Luz sonrió al darse cuenta de que tenía razón. No necesitaba pedir deseos mágicos porque su imaginación era su mayor tesoro. A partir de ese día, Luz y sus amigos vivieron muchas aventuras juntos.
SuperCacho utilizaba su valentía para ayudar a los demás, Quiché exploraba nuevos lugares desde el aire, Pinocho aprendía el valor de ser auténtico y Universo compartía su sabiduría con todos. Luz también encontró su propio camino para hacer del mundo un lugar mejor utilizando su imaginación.
Creó historias increíbles que inspiraban a otros niños a soñar en grande. Y así, Luz y sus amigos demostraron que cada uno tiene habilidades únicas dentro de sí mismos.
No importa si eres valiente como un superhéroe o conoces todos los secretos del universo; lo importante es creer en ti mismo y utilizar tus talentos para hacer del mundo un lugar más hermoso.
Desde aquel día, Luz supo que la verdadera magia no está en deseos mágicos sino en creer en uno mismo y en la capacidad de imaginar y crear cosas maravillosas.
FIN.