La magia de Doña Florida y su tequeteque Iker



Había una vez en un pequeño pueblo llamado Villa Alegre, una mujer muy peculiar llamada Doña Florida Zapoberdey. Era conocida por su gran habilidad para hacer conjuros y hechizos mágicos.

Pero lo más sorprendente de todo era que tenía un tequeteque encantado llamado Iker. Iker era un ser diminuto con alas de mariposa que poseía el poder de conceder deseos a las personas buenas y generosas.

Juntos, Doña Florida y Iker ayudaban a quienes necesitaban una mano amiga. Un día, mientras paseaban por el bosque encantado, escucharon unos gritos desesperados provenientes del lago cercano.

Se acercaron corriendo y descubrieron que se trataba de la princesa Prisesa, quien estaba atrapada en las ramas de un árbol que había caído al agua durante una tormenta. Doña Florida rápidamente pronunció unas palabras mágicas y convocó a Iker para que los ayudara.

El tequeteque voló hasta la princesa y le susurró al oído: "No temas, Princesa Prisesa, estoy aquí para salvarte". En ese momento, Iker utilizó su magia para liberarla del árbol caído. La princesa quedó asombrada ante semejante acto de valentía y gratitud. "¡Oh! ¡Muchas gracias por salvarme! ¿Cómo puedo recompensarte?", preguntó emocionada la princesa.

Doña Florida sonrió y respondió: "No necesitamos ninguna recompensa, solo queremos ayudar a quienes nos necesitan". La princesa, admirada por tanta generosidad, les pidió que la acompañaran al castillo para agradecerles en persona.

Durante el camino, Iker le contó a la princesa sobre sus aventuras y cómo Doña Florida lo había encontrado en una cueva misteriosa. Al llegar al castillo, la reina madre recibió con alegría a Doña Florida y a Iker.

Agradecida por salvar a su hija, les ofreció una recompensa especial: dos varitas mágicas que concedían deseos ilimitados. Doña Florida aceptó las varitas con gratitud y prometió utilizarlas sabiamente para ayudar a quienes lo necesitaran.

La princesa Prisesa se convirtió en su amiga más cercana y juntas emprendieron muchas aventuras mágicas. Con el tiempo, Doña Florida enseñó a Princesa Prisesa los secretos de la magia y cómo usarla para el bienestar de todos.

Juntas recorrieron Villa Alegre llevando esperanza y alegría a cada rincón del pueblo. Y así, gracias al poder de la amistad y la generosidad, Doña Florida Zapoberdey e Iker el tequeteque lograron hacer del mundo un lugar mejor donde todos vivieran felices para siempre. -Fin-

FIN.

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