La magia de la amistad con Mickey Mouse
Había una vez una niña llamada Bruna, a quien le encantaba Mickey Mouse. Todos los días se despertaba temprano para ver sus dibujos animados favoritos y tenía peluches de Mickey por toda su habitación.
Un día, mientras paseaba con su mamá por el parque, vio a un grupo de niños jugando en un rincón del parque. Se acercó para ver qué estaban haciendo y descubrió que estaban construyendo un castillo de arena.
Bruna quería unirse al juego, pero no sabía cómo hacerlo. Los otros niños parecían estar muy ocupados construyendo el castillo y no la incluían en sus juegos. - ¿Puedo jugar con ustedes? - preguntó tímidamente Bruna.
Los otros niños se miraron entre sí y uno de ellos respondió:- Claro que sí, pero primero tienes que ayudarnos a terminar el castillo. Bruna se emocionó mucho y comenzó a ayudarlos. Juntos trabajaron duro para construir el castillo más grande que nadie había visto antes.
Cuando terminaron, todos los niños corrieron hacia el mar para reagarrar agua y llenar las fosas del castillo. Pero Bruna estaba preocupada porque no sabía nadar.
- No te preocupes - dijo uno de los niños - Yo te enseñaré a nadar. Después de unas pocas lecciones básicas, Bruna finalmente aprendió a flotar sobre el agua. Ahora podía disfrutar plenamente del juego sin tener miedo al agua profunda del mar.
Mientras tanto, otro grupo de niños estaba jugando al fútbol en la otra parte del parque. Uno de ellos se acercó a Bruna y le preguntó si quería unirse. - Me encantaría - respondió Bruna, sabiendo que no era muy buena jugando al fútbol.
Pero los niños la aceptaron en su equipo y Bruna aprendió a jugar mejor cada día. Pronto se convirtió en una de las mejores jugadoras del equipo.
Y así, Bruna aprendió que no importa cuáles sean tus intereses o habilidades, siempre puedes encontrar amigos dispuestos a ayudarte a crecer y mejorar. Y aunque Mickey Mouse seguía siendo su personaje favorito, ahora tenía muchos amigos con quienes compartir sus aventuras.
FIN.