La magia de la amistad en Villa Esperanza


Había una vez en un pequeño pueblo llamado Villa Esperanza, un grupo de niños muy curiosos y entusiastas que se reunían todos los días en la plaza principal para jugar y divertirse juntos.

Entre ellos estaban Sofía, Martín, Tomás, Valentina y Lucas. Un día, mientras jugaban a las escondidas, Sofía propuso algo emocionante: "¿Qué tal si aprendemos cómo hacer amigos para Cristo?". Los demás niños se miraron sorprendidos por la idea pero al mismo tiempo intrigados.

"¡Sí! ¡Sería genial aprender eso!" - exclamó Martín emocionado. "Pero ¿cómo hacemos eso?" - preguntó Valentina con curiosidad. "Creo que podríamos empezar siendo amables y ayudando a los demás" - sugirió Lucas con una sonrisa.

Decidieron entonces que cada uno pondría en práctica lo aprendido durante una semana y luego se reunirían nuevamente para compartir sus experiencias. Así comenzó su aventura para descubrir cómo hacer amigos para Cristo.

Sofía decidió ayudar a su vecina mayor a llevar las compras hasta su casa. Martín ofreció acompañar a un compañero de clase que siempre estaba solo en el recreo. Valentina compartió sus juguetes favoritos con su hermanita pequeña sin esperar nada a cambio.

Lucas se ofreció a cuidar las plantas del parque junto con su abuelito. Al cabo de una semana, los niños se reunieron ansiosos por contar cómo les había ido.

Sofía fue la primera en hablar:"Chicos, ayudé a mi vecina con las compras y ahora somos muy buenos amigos. ¡Incluso me invitó a tomar té en su casa!".

"¡Qué genial, Sofi! Yo acompañé a Juan durante el recreo y ahora juega conmigo todos los días", dijo Martín contento. "Yo compartí mis juguetes con mi hermanita y ahora ella me sigue a todas partes queriendo jugar juntas", expresó Valentina riendo.

"Y yo cuidé las plantas del parque con mi abuelito y conocimos a muchos vecinos nuevos que nos felicitaron por mantenerlo tan lindo", agregó Lucas orgulloso. Los niños se abrazaron emocionados al darse cuenta de lo mucho que habían logrado simplemente siendo amables y generosos con los demás.

Habían descubierto el verdadero valor de la amistad sincera y desinteresada. Desde ese día, los niños de Villa Esperanza siguieron practicando cómo hacer amigos para Cristo no solo entre ellos sino también con todas las personas que conocían.

Y así, poco a poco, lograron crear un ambiente lleno de amor, comprensión y solidaridad donde todos eran bienvenidos sin importar sus diferencias. Y colorín colorado este cuento infantil sobre aprender cómo hacer amigos para Cristo ha terminado.

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