La magia de la amistad sobre ruedas


Había una vez en un parque muy colorido y lleno de risas, donde los niños jugaban y corrían sin parar. En medio de todo ese alboroto, llegó un niño en silla de ruedas llamado Mateo.

Observaba con tristeza a los demás niños divirtiéndose y anhelaba poder ser como ellos, correr, saltar y jugar libremente. Mateo se acercó al alambrado que rodeaba el parque y miró hacia el otro lado con deseo.

Quería atravesarlo para unirse a sus amigos, pero su silla de ruedas no podía pasar por allí.

Entonces, una idea cruzó por su mente: ¿Y si intentaba atravesar el alambrado con su propio cuerpo? Con determinación en sus ojos, Mateo comenzó a empujarse hacia el alambrado. Con cada paso que daba, sentía cómo su cuerpo se iba deshaciendo lentamente. Sus piernas se volvían transparentes, sus brazos se desvanecían en el aire...

Pero él seguía adelante, porque nada lo detendría en su búsqueda de libertad. "¡Mateo, detente! ¡No lo hagas!" - gritaron sus amigos al verlo acercarse peligrosamente al afilado alambrado. Pero Mateo estaba decidido.

Siguió avanzando hasta que finalmente logró tocar el alambre con la punta de sus dedos casi invisibles. En ese momento, algo mágico ocurrió: una luz brillante lo envolvió por completo y cuando esta desapareció, Mateo ya no era un niño en silla de ruedas; ahora era libre como todos los demás.

Sus amigos quedaron sorprendidos al ver la transformación de Mateo. Sin embargo, no perdieron tiempo y decidieron tomar acción. "¡Vamos chicos! ¡Ayudemos a Mateo a cruzar!" - exclamó Valentina emocionada.

Uno a uno fueron pasando por debajo del alambrado hasta llegar junto a Mateo del otro lado. Juntos corrieron por el parque riendo y jugando como nunca antes lo habían hecho.

Desde aquel día, Mateo aprendió que la verdadera amistad va más allá de las limitaciones físicas o barreras visibles. Todos tenemos la capacidad de ayudar a quienes lo necesitan y juntos podemos superar cualquier obstáculo que se presente en nuestro camino hacia la felicidad.

Y así fue como Mateo descubrió que la magia reside en el corazón puro y valiente de aquellos que creen en sí mismos y en los demás.

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