La Magia de la Cercanía
En un pequeño pueblo rodeado de montañas verdes y un río canta-ron, vivía una niña llamada Lola. Tenía una gran curiosidad y un corazón lleno de sueños.
Un día, mientras paseaba por el parque, encontró a su mejor amigo, Tomás, sentado en un banco con cara de preocupación.
"¿Qué te pasa, Tomás?" - le preguntó Lola, acercándose a él.
"No sé. No puedo encontrar el camino para el concurso de talentos y estoy muy nervioso. Todos los demás están ensayando y yo aún no tengo una idea" - respondió Tomás, mirando al suelo.
Lola pensó por un momento y decidió ayudarlo.
"¿Y si organizamos algo juntos? ¡Siempre es más divertido hacer las cosas en equipo!" - sugirió.
Tomás levantó la vista, sonriendo un poco: "¡Eso suena genial! Pero, ¿qué podríamos hacer?"
"¿Por qué no hacemos una obra de teatro?" - propuso Lola emocionada.
"¡Sí! Pero no sé si tengo talento para actuar" - se preocupó Tomás.
"Todos tenemos un talento especial, sólo hay que encontrarlo. Nos prepararemos, será divertido" - lo animó Lola.
Decidieron que se reunirían cada día después de la escuela para ensayar. La idea era un cuento sobre un rey y su perro mágico. Sin embargo, a medida que pasaban los días, Tomás se sentía cada vez más inseguro y comenzó a perder la confianza.
Un día, durante un ensayo, olvidó sus líneas y se sintió muy mal.
"Lola, creo que no puedo hacerlo. No soy tan bueno como pensé" - dijo Tomás, su voz temblando.
"Pero lo que importa es que estás intentando. Tendemos a ser muy duros con nosotros mismos. Lo que yo veo es que cada vez mejoras más. ¡Mira cómo te ríes!" - respondió Lola, dándole un abrazo.
Con el tiempo, Tomás se dio cuenta de que se sentía mejor cuando estaba con su amiga. Y así, poco a poco, aprendió a disfrutar del proceso de creación. Se divirtieron tanto que decidieron crear más personajes en la obra, y hasta sumaron algunos amigos para que participaran.
El día del concurso llegó. El escenario del pueblo estaba decorado y lleno de espectadores ansiosos. Lola y Tomás estaban nerviosos, pero decidieron que la cercanía y el apoyo de sus amigos los harían sentir mejor.
Cuando llegó su turno, ambos se miraron y sonrieron. Tomás respiró hondo y se acordó de todas las risas y ensayos.
"¡Vamos a darlo todo!" - exclamó.
El telón se levantó y, para su sorpresa, todo salió mejor de lo que esperaban. El público se rió, aplaudió y al final de la actuación, la emoción fue abrumadora.
Al terminar, el jurado había decidido que ellos ganarían el primer lugar, pero lo más impresionante era que habían logrado crear un lazo más fuerte que nunca, no solo entre ellos, sino con todos los participantes del concurso.
"No importa si ganábamos o no, lo importante es que lo hicimos juntos y nos divertimos" - le dijo Tomás a Lola.
"Y eso nos hizo aún más cercanos" - sonrió Lola.
Desde aquel día, ambos aprendieron que siempre podían contar el uno con el otro, y que la cercanía, el apoyo y la amistad son la verdadera magia que hace que uno se sienta valioso.
Lola siguió compartiendo sus sueños con Tomás, y juntos se prometieron nunca dejar de crear y de perseguir sus pasiones, sin importar las adversidades.
Y así, en el pequeño pueblo rodeado de montañas, los días pasaban llenos de nuevas historias, risas y, sobre todo, una fuerte amistad construida a partir de la cercanía.
FIN.