La Magia de la Familia 30
Érase una vez en un mundo colorido lleno de números, donde todos vivían en armonía. Entre ellos, existía una familia muy especial: la familia del 30. En esta familia estaban el 30, el 60, el 90, el 15 y el 3, cada uno con su propia personalidad y características.
El número 30 era el amigo de todos y siempre estaba dispuesto a ayudar. Tenía un corazón grande y multiplicaba la alegría por donde iba. Un día, mientras estaba en el parque, reunió a su familia.
"¡Hola, familia!" - saludó el 30.
"¡Hola, 30!" - contestaron casi en coro el 60, el 90, el 15 y el 3.
El 60 era más grande y siempre estaba pensando en cómo hacer las cosas a lo grande.
"¡Qué linda es la vida! Pero, ¿no creen que deberíamos hacer algo juntos para divertirnos?"
"¡Excelente idea, 60!" - respondió el 30. "¿Qué les parece organizar una fiesta?"
Todos se pusieron muy emocionados y comenzaron a hacer planes.
Mientras tanto, el 15 estaba un poco callado. Decidió unirse a la conversación.
"Podríamos hacer juegos y contar historias. ¡Me encanta contar historias!"
El 3, que era el más pequeño y siempre tenía grandes sueños, saltó de alegría.
"¡Sí! Y podemos jugar a sumar y restar, a ver quién es el más rápido!"
"¡Exactamente!" - dijo el 30, sonriendo. "Eso ayudará a que todos aprendan y se diviertan."
Todos comenzaron a hacer sus planes, pero cuando llegó el día de la fiesta, algo inesperado ocurrió. El 90, que era conocido por ser un poco serio, no aparecía.
"¿Dónde estará 90?" - preguntó el 30, preocupado.
"Siempre llega tarde, no te preocupes", - respondió el 60.
"Pero… quizás necesite ayuda. Vamos a buscarlo."
Todos se pusieron en marcha rumbo a la casa del 90.
Al llegar, encontraron al 90 en su sala, rodeado de libros.
"¡Hola, 90!" - exclamó el 30. "¿Por qué no viniste a la fiesta?"
"No quería interrumpir. Estoy muy ocupado aquí, preparando un experimento para la fiesta, pero… no tengo idea de cómo hacerlo" - dijo el 90 con un suspiro.
"¿Por qué no nos lo cuentas? Tal vez podamos ayudarte" - propuso el 15.
"Es una sorpresa: quiero hacer una explosión de colores. Pero no sé cómo lograrlo" - explicó el 90.
Todos se miraron, pensativos.
"¿Qué tal si juntamos nuestras habilidades? 30, tú puedes multiplicar, 60, tú eres grande y fuerte, 15, tú cuentas historias con pasión y 3, tú eres el más creativo. Juntos lo haremos posible" - sugirió el 15.
"¡Sí!" - gritaron al unísono.
Cada uno fue a buscar los materiales necesarios. El 30 trajo papel de colores, el 60 un gran bol de agua, el 15 unas velas para encender y el 3 varias brochas.
Juntos, comenzaron a mezclar todo. Cuando finalmente encendieron las velas, el 90 vertió el agua sobre todo.
"¡Ahora!" - gritó el 90, con emoción.
Y, ¡boom! Una explosión de colores llenó la sala, creando un hermoso arcoíris. Todos rieron y bailaron entre los colores brillantes.
"¡Esto sí que es increíble!" - dijo el 30.
"Juntos hacemos cosas maravillosas" - concluyó el 60.
"Gracias a todos, aprendí que siempre es bueno pedir ayuda" - dijo el 90, sonriendo ampliamente.
Esa noche, la fiesta fue un éxito. La familia del 30 se dio cuenta de que cada uno, con su habilidad única, podía contribuir, y que juntos eran invencibles.
Y así, los números aprendieron el valor de la colaboración, la creatividad y sobre todo, la felicidad de estar juntos y ayudarse unos a otros.
FIN.