La Magia de la Luz en Casa



Había una vez un niño llamado Tomás que vivía en una casita muy bonita con su familia. Su casa tenía un pequeño jardín lleno de flores de colores brillantes y un árbol donde solía jugar con sus amigos. Tomás era un niño curioso y lleno de sueños. Cada noche, al mirar por la ventana, se maravillaba con las estrellas que titilaban en el cielo.

Una tarde, mientras exploraba el desván de su casa, Tomás encontró una lámpara antigua cubierta de polvo.

"¿Qué será esto?", se preguntó, mientras la limpiaba con cuidado.

Cuando la lámpara estuvo reluciente, decidió encenderla. En ese instante, una luz brillante iluminó todo el desván y, de repente, apareció un pequeño duende llamado Lúmini.

"Hola, Tomás! Soy Lúmini, el duende de la luz", dijo con una sonrisa.

Tomás se sorprendió, pero también se sentía emocionado.

"¿Qué haces aquí, Lúmini?", preguntó emocionado.

"He venido a mostrarte el poder de la luz y cómo puede cambiar el mundo, ¡incluso dentro de tu casa!", respondió el duende mientras danzaba alrededor de la lámpara.

Lúmini le explicó que la luz podía traer alegría, creatividad y conocimiento. Juntos, decidieron llevar esa magia a todas las habitaciones de la casa.

Primero, fueron a la sala de estar.

"¡Mirá!", dijo Lúmini, y alexceptar su varita, una luz cálida envolvió a la habitación. De repente, las sombras en las esquinas comenzaron a brillar con colores vibrantes, y una melodía alegre llenó el ambiente.

Tomás se rió

"¡Esto es increíble! ¡Parece que la casa está viva!"

Luego, se dirigieron a la cocina.

"Voy a enseñarte algo muy importante, Tomás. La luz no solo es para ver, también ilumina el conocimiento. Cuando prendes la luz mientras cocinas, puedes crear platos deliciosos y saludables para tu familia. Vamos a iluminar tu receta favorita!"

Con un toque de la varita de Lúmini, las verduras cortadas brillaron con un resplandor que parecía bailar. Tomás sintió que tenía más energía y ganas de cocinar que nunca.

Pasaron a la habitación.

"Aquí es donde los sueños nacen", dijo Lúmini, mientras llenaba la habitación de luz.

"La luz te ayudará a leer cuentos y escribir tus propias historias. ¡Vamos a crear un libro juntos!"

Tomás se sentó en su escritorio y comenzó a escribir. Con la magia de la luz, las palabras fluían fácilmente y su imaginación volaba.

Esa noche, después de un día lleno de magia, Lúmini le dio un consejo a Tomás.

"Recuerda, la luz también vive dentro de ti. Por cada acción buena, por cada pensamiento positivo, enciendes esa luz interior. Nunca dejes que se apague. Puedes compartirla siendo amable con los demás".

Tomás asintió con la cabeza, sintiendo que jamás olvidaría esas palabras.

"Gracias, Lúmini! Prometo hacer brillar mi luz todos los días", respondió con firmeza.

Al amanecer, cuando Lúmini estaba a punto de irse, Tomás le pidió que se quedara un poco más.

"¿Te gustaría venir a nuestro jardín y ver las flores brillar con la luz del sol?"

El duende sonrió,

"Con mucho gusto, Tomás. Pero recuerda, la verdadera magia ocurre cuando mantienes viva la luz en tu corazón y la compartes con los demás, incluso después de que me vaya".

Tomás y Lúmini pasaron la mañana juntos, viendo cómo los rayos del sol hacían que las flores destellaran como joyas. En ese momento, Tomás entendió que la belleza y la magia de la vida estaban en las pequeñas cosas, en los momentos compartidos y en el amor de su familia.

Así, Lúmini se despidió, prometiendo que siempre estaría en su corazón. Tomás se sintió lleno de luz, listo para enfrentar cualquier desafío con su nueva perspectiva. Desde ese día, Tomás aprendió a ver la magia en cada rincón de su casa y a compartirla con todos los que amaba, iluminando sus días con su luz interior.

FIN.

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