La magia de las letras bajo la lluvia


Noelia vivía en un pequeño pueblo llamado Villa Feliz. Era una estudiante de oposiciones muy dedicada y soñaba con convertirse en maestra para poder enseñar a los niños del lugar. Pero Noelia también tenía otras pasiones en su vida.

Le encantaba leer libros, sumergirse en historias fantásticas y aprender cosas nuevas. Su rincón favorito para hacerlo era su sillón rojo, donde se sentaba cómodamente con una taza de té caliente al lado.

Un día, mientras disfrutaba de su lectura, Noelia escuchó unas risas provenientes del jardín de su vecina, la señora Marta. Curiosa por saber qué ocurría, decidió ir a investigar.

Al llegar al jardín, vio a varios niños jugando y riendo junto a la señora Marta. Se acercó sigilosamente y escuchó cómo planeaban organizar una feria del libro en el pueblo. Los ojitos de Noelia se iluminaron al instante. - ¡Qué idea maravillosa! -exclamó Noelia emocionada-. Yo puedo ayudarles con eso.

La señora Marta se sorprendió al verla allí y le dio la bienvenida con alegría. - Claro que sí, Noelia -dijo la señora Marta-. Serías de gran ayuda para organizar esta feria del libro.

Así fue como Noelia se unió al equipo organizador de la feria del libro. Pasaron días enteros trabajando juntos para prepararlo todo: buscaron libros interesantes para exponer, crearon carteles coloridos e invitaron a escritores locales para dar charlas sobre literatura infantil.

La feria del libro fue todo un éxito. Los niños del pueblo acudieron en masa, acompañados de sus familias. Había libros de todos los géneros y para todas las edades.

Noelia estaba feliz de ver cómo los niños se emocionaban al descubrir nuevas historias y personajes. Pero la felicidad duró poco tiempo cuando una fuerte tormenta se acercaba al pueblo. Las nubes grises cubrieron el cielo y comenzó a llover intensamente.

Todos corrieron para resguardarse, pero la feria del libro quedó empapada bajo la lluvia. Noelia no pudo evitar sentirse triste por todo el esfuerzo que habían puesto en organizarla.

Pero entonces recordó algo importante: aunque los libros estuvieran mojados, las historias seguían vivas en su mente y en la de los niños. Decidida a encontrar una solución, Noelia reunió a todos los voluntarios y juntos idearon un plan B.

Organizaron un evento dentro del salón comunitario donde cada uno contaría su historia favorita a través de dibujos y títeres. Los niños se emocionaron al ver cómo las páginas cobraban vida frente a sus ojos.

Aprendieron sobre amistad, valentía, imaginación y muchas otras cosas importantes mientras disfrutaban de las historias narradas por Noelia y los demás voluntarios. Al finalizar el evento, Noelia se dio cuenta de algo maravilloso: no importaba si la feria del libro había sido cancelada debido a la lluvia porque lo más importante era compartir el amor por la lectura con los demás.

Desde aquel día, Noelia continuó estudiando para sus oposiciones, pero también dedicó parte de su tiempo a organizar eventos literarios en el pueblo.

Siempre llevaba consigo una taza de té y se sentaba en su sillón rojo para disfrutar de un buen libro. Y así, Noelia demostró que no importa cuántos obstáculos se presenten en el camino, siempre hay una forma de seguir compartiendo la magia de las historias con aquellos que más lo necesitan.

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