La magia de las palabras



Había una vez en el hermoso Río de Janeiro, una maestra llamada Priscila que trabajaba en el Colégio Estadual Francisco Caldeira de Alvarenga.

Priscila era una maestra apasionada por enseñar y llevaba 15 años dando clases de Portugués en ese colegio. Los lunes y martes eran los días favoritos de Priscila porque podía compartir sus conocimientos con los estudiantes.

Ella sabía que cada día era una oportunidad para inspirar a sus alumnos y ayudarles a descubrir el maravilloso mundo del lenguaje. Un día, mientras caminaba hacia su salón de clases, Priscila notó que algo extraño estaba sucediendo. Al entrar al salón, se dio cuenta de que todos los libros habían desaparecido.

Los estudiantes estaban confundidos y tristes porque no tenían nada para aprender. Priscila decidió investigar lo ocurrido y descubrió que los libros habían sido robados por un grupo de delincuentes.

Pero ella no se rindió tan fácilmente, sabía que tenía que encontrar una solución para ayudar a sus alumnos. Entonces, tuvo una idea brillante. Decidió organizar un concurso entre los estudiantes donde tendrían que escribir su propio libro sobre la importancia del lenguaje y cómo este podía cambiar sus vidas.

Los niños estaban emocionados con la propuesta de la maestra. Trabajaron duro durante semanas, investigando, escribiendo y dibujando ilustraciones para sus libros. Cada uno quería demostrar cuánto habían aprendido gracias a las enseñanzas de Priscila. Finalmente llegó el día del concurso.

Los estudiantes presentaron sus libros con orgullo y emoción. Priscila estaba impresionada por el talento y la creatividad que habían demostrado.

Después de evaluar cuidadosamente cada libro, Priscila anunció al ganador: un niño llamado Pedro, cuyo libro transmitía la importancia de la comunicación y cómo el lenguaje podía abrir puertas en la vida de las personas. Pedro se sintió muy feliz y emocionado al recibir su premio.

Pero lo más importante fue darse cuenta de que él también había aprendido una valiosa lección: que no necesitaba depender solo de los libros para aprender, sino que podía ser creativo y encontrar soluciones incluso en las situaciones más difíciles.

A partir de ese día, Priscila decidió crear una biblioteca comunitaria en el colegio para asegurarse de que todos los niños tuvieran acceso a libros y pudieran seguir aprendiendo. Además, ella misma comenzó a escribir su propio libro para inspirar a otros maestros a nunca rendirse ante los desafíos.

La historia de Priscila se convirtió en un ejemplo inspirador para toda la comunidad escolar. Los estudiantes comenzaron a valorar aún más sus clases y se dieron cuenta de que el conocimiento es algo poderoso que nadie puede robarles.

Y así, gracias al espíritu perseverante y apasionado de Priscila, el Colégio Estadual Francisco Caldeira de Alvarenga volvió a ser un lugar lleno de alegría y aprendizaje donde todos los niños tenían la oportunidad de crecer y alcanzar sus sueños.

FIN.

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