La magia de los conejitos



Había una vez un bosque encantado, donde todos los animales vivían en armonía y felicidad. En este bosque, había un árbol muy especial llamado Bosque Paseo Creativo.

Este árbol tenía la capacidad de hacer realidad cualquier deseo que le pidieran. Un día, llegó al bosque una familia de conejitos: Mamá Coneja y sus tres hijos, Luli, Tito y Benji. Los conejitos eran muy curiosos y siempre estaban buscando nuevas aventuras.

Un día decidieron visitar el Bosque Paseo Creativo para ver si podían hacer realidad alguno de sus deseos. Al llegar al árbol mágico, Mamá Coneja les explicó a sus hijos cómo debían pedirle un deseo al Bosque Paseo Creativo.

"Recuerden ser claros y específicos con lo que desean", les dijo. Luli fue la primera en acercarse al árbol mágico. Con mucha emoción, cerró los ojos y dijo: "Bosque Paseo Creativo, quiero tener alas para poder volar como las aves".

Al abrir los ojos, Luli se dio cuenta de que ahora tenía unas hermosas alas coloridas. Saltó de alegría y comenzó a volar por todo el bosque. Tito fue el siguiente en pedir su deseo.

Cerrando los ojos con fuerza exclamó: "Bosque Paseo Creativo, quiero ser tan fuerte como un león". Al abrir los ojos, Tito se sorprendió al ver que ahora era mucho más grande y musculoso. Corrió por el bosque mostrando su nueva fuerza a todos los animales.

Por último, Benji se acercó al árbol mágico. Con una sonrisa en su rostro, pidió: "Bosque Paseo Creativo, quiero ser el más inteligente de todos".

Al abrir los ojos, Benji sintió como si su mente estuviera llena de conocimiento. Ahora podía resolver cualquier problema y aprender nuevas cosas rápidamente. Los tres conejitos estaban muy felices con sus nuevos deseos cumplidos.

Pero entonces, un pequeño ratoncito llamado Rafa se les acercó y les dijo: "¡Amigos! No olviden que la verdadera magia está en ustedes mismos". Los conejitos se miraron entre sí y entendieron lo que Rafa quería decirles.

Aunque tenían alas para volar, fuerza para enfrentar cualquier desafío y mucha inteligencia, aún había mucho por descubrir y aprender en el bosque encantado. Decidieron seguir explorando juntos y ayudando a otros animales del bosque en todo lo que pudieran.

Luli usaba sus alas para llevar comida a los animales más pequeños del bosque; Tito utilizaba su fuerza para levantar troncos caídos y construir refugios; Benji compartía su sabiduría enseñando a otros animales sobre plantas medicinales y cómo cuidar el medio ambiente.

Poco a poco, los conejitos comprendieron que la verdadera magia no estaba solo en los deseos cumplidos por el Bosque Paseo Creativo, sino en las acciones que realizaban para hacer del mundo un lugar mejor.

Y así fue como Luli, Tito y Benji vivieron muchas aventuras en el bosque encantado, ayudando a otros animales y compartiendo su magia con todos. Aprendieron que la verdadera felicidad se encuentra en hacer el bien y ser agradecidos por lo que tienen.

Y así, el Bosque Paseo Creativo siempre estuvo allí para cumplir los deseos de aquellos que lo necesitaban, pero los conejitos ya habían descubierto que la verdadera magia estaba dentro de ellos mismos. Y siguieron viviendo felices y haciendo del bosque un lugar mágico para todos.

FIN.

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