La magia de Margarita



Había una vez una niña llamada Margarita que vivía en un pequeño pueblo rodeado de montañas y árboles. Margarita era una niña alegre y llena de energía, pero últimamente se sentía triste sin saber por qué.

La Navidad estaba cerca y la ciudad estaba llena de luces brillantes y decoraciones coloridas. Todos estaban emocionados, pero Margarita no podía encontrar la alegría en su corazón. Su mamá notó su tristeza y decidió hacer algo especial para animarla.

Un día, cuando Margarita llegó a casa después de la escuela, encontró una caja envuelta con un hermoso papel rojo esperándola en su habitación. Curiosa, abrió el regalo y dentro encontró un libro lleno de historias mágicas.

Margarita comenzó a leer las historias todas las noches antes de dormir, transportándose a mundos imaginarios donde los sueños se hacían realidad. Poco a poco, la tristeza que había estado pesando sobre ella empezaba a desvanecerse. Pero eso no fue todo.

A medida que se acercaba la Navidad, cada día Margarita recibía un regalo sorpresa.

Un día era un juego de pintura para explorar su lado artístico; otro día era un puzzle desafiante para ejercitar su mente; e incluso recibió una guitarra pequeñita para aprender música. Cada regalo traído por el espíritu navideño tenía detrás una nota escrita por "Tía Clara", quien resultó ser la tía favorita de Margarita que vivía lejos en otra ciudad.

Margarita se emocionaba cada vez que recibía un regalo y leía la dulce nota de su tía. Un día, mientras Margarita estaba leyendo una historia en su libro mágico, notó una página en blanco al final. Curiosa, comenzó a escribir su propia historia.

Escribió sobre cómo había estado triste y cómo los regalos de Tía Clara habían traído alegría a su vida nuevamente. Cuando terminó de escribir, cerró el libro y lo sostuvo cerca de su corazón.

De repente, sintió un cálido abrazo envolviéndola desde atrás. Era su mamá que había estado observando en silencio todo el tiempo. —"Margarita" , dijo su mamá con ternura, "estoy tan orgullosa de ti por encontrar la felicidad incluso cuando te sentías triste.

Recuerda siempre que el amor y la alegría están dentro de ti". Margarita sonrió y abrazó fuertemente a su mamá.

Se dio cuenta de que no eran solo los regalos lo que la hacían feliz; era el amor incondicional de su familia lo que realmente importaba. A partir de ese día, Margarita siguió leyendo historias mágicas en su libro favorito y compartiendo momentos especiales con sus seres queridos durante las fiestas navideñas.

Aprendió a valorar los pequeños detalles y a encontrar la felicidad en las cosas simples. Y así fue como Margarita descubrió que incluso en los momentos más oscuros, siempre hay una luz brillante esperando para iluminar nuestro camino hacia la felicidad verdadera.

FIN.

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